Dicen los expertos que solo hay una cosa peor que la recesión, que es la deflación. Este es el nombre que se da al proceso de caída generalizada de todos los precios en una economía. Cuando hay deflación todo el mundo piensa: "¿Para qué voy a comprar ahora si estará más barato en el futuro?" Y esta convicción lleva a una parálisis total del consumo que desencadena una espiral de cierre de empresas, morosidad, paro y caída de la inversión de la que Japón (última deflación conocida) tardó más de ocho años en salir.

En España, hay que remontarse a los años 50 para ver alguna tasa negativa de inflación y más atrás, a 1936, cuando la Guerra Civil, para encontrar una concentración relevante de índices negativos, según estudios del profesor de Historia Económica de la Universidad Complutense José Luis García Ruiz.

En la actualidad, la expectativa de entrar en tasas negativas de inflación a mediados del 2009 ha introducido en España y en la zona euro el debate --y, para algunos, el temor-- sobre un posible proceso de deflación. De ahí que, lejos de ver como una buena noticia el recorte del IPC en enero, el PP consideró ayer "preocupante" el dato, ya que, según el diputado José Luis Ayllón, "pone en riesgo" entrar en una situación de deflación. Ni el Gobierno ni los grandes expertos en indicadores de precios atisban esta posibilidad.

El secretario de Estado de Economía, David Vegara, explicó ayer que una cosa es que el IPC registre tasas negativas como consecuencia, sobre todo, de la fuerte corrección del precio del petróleo y otra cosa es una caída generalizada de precios. Vegara dijo que "en un contexto de debilidad de la demanda interna, es lógico que exista un efecto de moderación de los precios. Pero la debilidad del consumo no es un efecto que explique la caída de la inflación prevista en los próximos meses".

El economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez, suele explicar que la clave para detectar la deflación está en vigilar la evolución de la inflación subyacente (que excluye los precios de la energía y los alimentos no elaborados). La inflación subyacente en España sigue alta. Pero los datos que ayer difundió el INE sobre enero dieron una sorpresa a muchos analistas al pasar de golpe del 2,4% de diciembre al 2%. El Instituto Flores de Lemus de la Universidad Carlos III, de Madrid, calificó ayer de "brutal" tal movimiento y lo relacionó con "el rápido deterioro de la situación económica". Con todo, no se espera que baje del 1,3%.

Para la fundación de las cajas de ahorros Funcas, "en el mes de enero se percibe por segundo mes consecutivo el impacto desinflacionista de la caída de la demanda". A este factor añade la bajada del precio de los bienes energéticos y alimentos "dando lugar a la bajada de inflación probablemente más rápida e intensa de la historia"