Aquí no puede pasar". Este es el lema que entonan tanto el Gobierno central como el propio sector eléctrico español, convencidos de que un apagón general como el sucedido este fin de semana en Italia es altamente improbable.

En España, las eléctricas invierten una media anual de 3.000 millones de euros (500.000 millones de pesetas) en infraestructuras, lo que hace que el sistema se adapte paulatinamente al aumento de la demanda, según el Ministerio de Economía.

En todo caso, según los expertos, los dos grandes problemas del sistema eléctrico español son distintos de los de Italia, país que importa casi la quinta parte de su consumo total. El talón de Aquiles del sistema español proviene de la necesidad de mayores inversiones en distribución (el transporte de la electricidad desde las redes de alta tensión hasta los puntos más cercanos al consumo) y de las bajas cotas de importación de energía: si fueran más altas, se dispondría de un colchón de seguridad para las puntas de demanda.

CAIDAS LOCALES

La patronal eléctrica Unesa coincide con el Gobierno. La caída de las redes de media tensión también provocaría apagones, "pero en España se pueden aislar los distintos núcleos territoriales con mayor rapidez, de manera que el efecto no se traslade a la totalidad del sistema". De hecho, éstas son las características de los grandes cortes de luz que se han producido hasta la fecha (Baleares, Cataluña, Levante).

El Gobierno está convencido de que el sistema español es más seguro que el italiano o el norteamericano. "Ningún otro país podría soportar un crecimiento de la demanda del 25% como el que se produjo en Andalucía el pasado verano", dicen fuentes de la Secretaría de Estado de Energía.

En todo caso, los apagones se producen. En julio pasado, Baleares se quedó a oscuras varias horas debido al incremento de la demanda a causa de la ola de calor. Los récords de demanda del invierno pasado se solventaron gracias al acuerdo con grandes industrias --que pagan tarifas inferiores-- a las que se les pide la contrapartida de que se desenchufen cuando se produce un consumo muy elevado en todo el sistema.

Entre 1996 y el 2002, el aumento acumulado de las puntas de demanda fue del 38,5%. Las inversiones actuales en centrales de generación se dirigen a cubrir estas puntas, que son las que pueden paralizar la red.

El consumo de luz crece una media del 4% anual.