El Gobierno español y numerosos representantes políticos y sociales expresaron ayer su pesar por la situación de extrema gravedad del Papa. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero lo hizo a través de una declaración institucional que leyó la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros, y en la que se destacaban los esfuerzos que Juan Pablo II ha realizado durante todo su pontificado en favor de "la comunidad mundial".

"Vivimos horas tristes, no sólo los fieles católicos, sino en general la comunidad mundial", subrayaba el comunicado de Gobierno, que trasladaba asimismo a la Iglesia católica y al Vaticano su "solidaridad" en "los momentos críticos para el Santo Padre".

También algunos ministros elogiaron la figura del Papa. El titular de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, dijo que Juan Pablo II "ha hecho historia" y aprovechó para lanzar un mensaje de reconocimiento a la comunidad católica española, que dijo "es una parte importante de la sociedad y tiene todo el respeto y cooperación del Gobierno". José Bono (Defensa) destacó la "dimensión social de cercanía" y "el rigor doctrinal" de Karol Wojtyla, aunque no evitó añadir que tiene algunas imágenes negativas del Papa "en la retina", como cuando dio la comunión "a un asesino como Pinochet".

CERCANIA DEL PP El secretario general del PP, Angel Acebes, transmitió "la solidaridad, cercanía y cariño" de su partido hacia el Papa, a quien reconoció un "liderazgo religioso y moral que se extiende a toda la humanidad". El presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, señaló que mientras siga vivo se limita a expresarle su "respeto".

Lo mismo hizo el secretario general de CCOO, José María Fidalgo, que no obstante lamentó que en el fin de la vida del Papa se haya dado "la sensación al mundo de que la proyección de sufrimiento de una persona se hace a cualquier precio". Según Fidalgo, "cualquiera desearía sufrir en la intimidad" en lugar de hacerlo a la luz pública.