O una central nuclear o nada. Ese es el mensaje que el Ayuntamiento de Valdecaballeros está percibiendo del Gobierno ante la reiterada negativa del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio a liberar las 2.800 hectáreas donde se comenzó a construir, hasta la paralización de las obras en 1984, la Central Nuclear de Valdecaballeros. El consistorio tiene sobre la mesa cuatro importantes proyectos de energías renovables para estos terrenos, cuatro proyectos que supondrían una notable inyección de dinero para las arcas municipales y que crearían cientos de puestos de trabajo en el corazón de una de las comarcas de la región, La Siberia extremeña, más afectadas por el desempleo. Sin embargo, hasta el momento, el ministerio se ha negado una y otra vez en los últimos cuatro años a aceptar estas iniciativas energéticas. El alcalde, el popular David Baños, sospecha que Industria no se quiere deshacer de esta superficie ante la posibilidad de que pueda ser utilizada en el futuro si España apuesta por construir nuevas nucleares.

El ayuntamiento se siente frustrado ante la postura del Gobierno. Desde que en el 2001 se terminaron los trabajos de desmantelamiento de la central nuclear, el Ejecutivo ha rechazado uno tras otro las distintas iniciativas que han llegado a la localidad para aprovechar esos terrenos. En su momento dijo no a la posible construcción de una central de ciclo combinado; no ha querido saber nada de la propuesta de una central hidroeléctrica para aprovechar la infraestructura del embalse que debía haber servido para refrigerar la planta nuclear; y ahora rechaza el proyecto de dos centrales termosolares y dos fotovoltaicas dentro de la basta superficie que pertenece a la Central Nuclear de Valdecaballeros.

En concreto, estos cuatro proyectos de energías renovables llegaron a la mesa del alcalde al principio de la legislatura, en el 2007. Consistían --y consisten, porque la propuesta sigue en pie-- en la construcción de dos termosolares --de 49 megawatios de potencia instalada cada una-- y dos fotovoltaicas --de 10 megawatios--. Según David Baños, supondrían una inversión de entre 500 y 700 millones de euros, la creación de más de medio millar de puestos de trabajo durante la fase de obras y dejarían en las arcas municipales unos dos millones de euros en autorizaciones administrativas e impuestos, y otros 100.000 euros anuales en tributos directos (como el IBI).

LAS ELECTRICAS, PROPIETARIAS

Lo curioso es que los responsables de estos proyectos son Iberdrola y Endesa, que realizarían la inversión al 50% y que son propietarios, a través de la comunidad de bienes que crearon para gestionar la central nuclear, de las 2.800 hectáreas en cuestión. Pero solo son titulares de la superficie escrituralmente, porque los derechos de explotación, como emplazamiento nuclear, los gestiona el Estado. De ahí el veto de Industria.

En los últimos cuatro años, los que lleva de alcalde, David Baños se ha reunido en cinco ocasiones con el ministerio para buscar una salida a este embrollo. Según explica, no se trata de que Industria ceda los derechos de toda la superficie, sino una parte. La propuesta del consistorio pasa por que el Gobierno venda o enajene esos derechos, dejando 1.000 hectáreas en manos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, 1.000 en las del Ayuntamiento de Valdecaballeros --que cedería una parte a las eléctricas para construir las cuatro plantas solares--, 300 que corresponden al municipio de Alía y las 500 restantes seguirían gestionadas por Industria por si en el futuro se decide retomar la construcción de una central nuclear en la zona. De hecho, el edil está convencido de que la negativa del ministerio responde a esta última cuestión: "no lo dicen abiertamente, pero es lo más probable. Geológicamente es el mejor emplazamiento posible para una nueva central".

De momento el ministerio no se pronuncia sobre este asunto, pese a que este diario ha solicitado de forma reiterada que aclare sus intenciones con los terrenos de Valdecaballeros. También guardan silencio Iberdrola y Endesa, a la espera de que el Gobierno aclare su apuesta energética para los próximos años. Y, mientras, el ayuntamiento sigue buscando soluciones para el desempleo, que desde que se paralizaron las obras de la central nuclear en 1984 se ha convertido en el gran mal endémico de la comarca.