Diez de las presas más importantes de Extremadura han comenzado ya a desembalsar agua. Esto equivale a un tercio del total de embalses extremeños. Las intensas precipitaciones registradas en los últimos días en la región han disparado las reservas de los pantanos del Tajo y el Guadiana hasta el punto de que la mayoría de ellas superan el 80% de su capacidad. Las confederaciones hidrográficas, encargadas de gestionar los ríos, se han visto obligadas a soltar agua para garantizar la seguridad de estas infraestructuras.

Entre los embalses extremeños que están realizando esta operación aparece el de Alcántara, en el Tajo. Es el tercer embalse más grande de Europa, por detrás del de Alqueva (del Guadiana, pero en Portugal, aunque su cola entra en territorio extremeño) y el de La Serena (este sí en la provincia de Badajoz). Alcántara, que tiene capacidad para 3.160 hectómetros cúbicos, acumula unas reservas de 2.700. Solamente en la última semana ha ganado 227 hectómetros cúbicos. Esto equivale al consumo de agua de la ciudad de Badajoz y su entorno durante casi dos décadas. Según explican en la Confederación Hidrográfica del Tajo, la represa comenzó a soltar agua a través de sus aliviaderos el pasado sábado, dado que era necesario garantizar su seguridad ante la previsión de fuertes lluvias durante esta semana.

En el río Tajo también están desembalsando agua por este mismo motivo las presas de Torrejón (que está al 93,6%, con una capacidad máxima de 176 hectómetros cúbicos), Cedillo (está al 87% de sus 227 hectómetros), Jerte (62,7% y 59 hectómetros cúbicos), Rivera de Gata (85,7% y 42 hectómetros cúbicos) y Borbollón (71,5% y una cota máxima de 63 hectómetros). Además hay que incluir el pantano de Rosarito (está al 75%, con una capacidad para 82 hectómetros), situado en el río Tiétar, en el límite provincial entre Avila y Cáceres, y cuyas aguas riegan el grueso de la zona tabaquera de La Vera y el Campo Arañuelo.

Tampoco hay que olvidar que el Guadiloba acumula ya una decena de desembalses en lo que va de invierno. Y la Confederación del Tajo prevé que en los próximos días se pueda sumar algún pantano más, como el de Valdeobispo (al 90%, con un máximo de 53 hectómetros), si sigue lloviendo.

La situación es similar en la cuenca del Guadiana, donde los embalses están ya, en su conjunto, al 80% de su capacidad. Esto no ocurría desde el año 2006, según apuntaron ayer desde su confederación. Este organismo decidió la semana pasada comenzar a soltar agua. En las presas con aliviadero sin compuertas (las pequeñas y las de tamaño medio, como Villar del Rey, Canchales, Sierra Brava o Cubilar) se soltaba el mismo volumen de agua que iba recibiendo. En los grandes, las reservas se aligeraron inicialmente a través de las turbinas de sus centrales hidroelécticas y con trasvases internos (del Cíjara al García Sola y del Orellana al Zújar). Pero la confederación ha tenido que ir más allá y ayer comenzó a desembalsar agua del García Sola (está al 83% de su capacidad, 554 hectómetros cúbicos) al de Orellana (88%, sobre un máximo de 807 hectómetros). Para hoy tiene previsto abrir las compuertas de éste hacia el río del Guadiana, así como los aliviaderos del Cíjara (que se encuentra al 90%, sobre un máximo de 1.505 hectómetros) sobre el embalse García Sola.

El jefe de la Oficina de Planificación de la Confederación del Guadiana, Agustín Argüelles, aseguró ayer que la situación está controlada y que no existen riesgos, dado que los desembalses se están realizando gradualmente para evitar crecidas peligrosas. No obstante, recomienda precaución y evitar enclaves donde se puedan registrar subidas de caudal de ríos y arroyos.

Dos datos reflejan perfectamente la situación de las reservas hídricas extremeñas. El primero es que la región acumula a estas altura del año 11.245 hectómetros cúbicos, lo que supone una cuarta parte de todo el agua embalsada en España. El otro es que ya hay casi 2.000 hectómetros cúbicos más sobre la media de la última década y 3.000 más que hace justo un año --el equivalente al consumo del campo extremeño en dos años o al abastecimiento urbano de toda la región durante cuatro décadas--.

CULTIVOS AFECTADOS Pero no todo es positivo. Las lluvias comienzan a preocupar a los agricultores de la región. En el norte, en las vegas del Tiétar, aseguran que "el inicio de la campaña agrícola se va a retrasar de forma muy considerable". Timoteo García, productor de la zona, explica que "después de que deje de llover habrá que esperar un mes para poder entrar con el tractor" en las explotaciones. Ganaderos como Valentín Linio, de la pedanía de Valdeíñigos, aseguran estar preocupados por la posibilidad de que una subida del río pueda afectar a su explotación y sus animales se ahoguen, informa Faustino Martín.

Y es que las crecidas han vuelto a repetirse en las últimas horas en el entorno del Tiétar. El arroyo de Cuaternos ha anegado tierras de cultivo junto al puente que comunica Jarandilla y Jaraíz con Talayuela. En la parcela que explota Angel Rodríguez, el agua ha tapado una hectárea que tenía plantada de cebollas y espárragos. La presa del Molinillo, construida para abastecer a Navalmoral, está desembalsando agua. Y la Vega de Jaraíz estaba ayer parcialmente inundada por la corriente del Tiétar y el retroceso del agua del arroyo Goíno.