Greenpeace ha acusado al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de minimizar los datos sobre radiactividad en los que se basa el Instituto de Salud Carlos III para hacer el estudio epidemiológico. En declaraciones a EFE, el portavoz de energía nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, ha explicado que no cuestiona el rigor del trabajo, pero ha matizado que este informe se basa en datos ofrecidos por el Consejo de Seguridad, "y de todos es sabido que el CSN iba a aportar dosis (de radiación) bajas". Además, "nadie tiene la posibilidad de decir si son correctos o no".

Según Bravo, las estadísticas del CSN son medias históricas que, por un lado, dejan fuera "picos" de dosis de radiación ocurridas recientemente y, por otro lado, incorporan cálculos aproximados, debido a la inexistencia de estos registros antes de los años 70. Ello ha obligado al CSN a hacer "estimaciones retrospectivas" y, por tanto, "no se ha podido hacer una verdadera foto de las dosis a lo largo del tiempo, sino simplemente una media, que lo que hace es minimizar los máximos".

Aunque los resultados del estudio epidemiológico "no establecen ninguna relación causa-efecto con las tasas de mortalidad, en las áreas con centrales sí está demostrado que son más altas de lo normal. Por ejemplo hay casos de más cáncer renal y de pulmón", ha advertido. "Lo que no se puede decir es que no hay más casos de cáncer, son datos obvios y reales. No se puede ignorar que en estas zonas hay más enfermedades", matizó Bravo.