La batalla está servida. Lo peor, además, es que se trataría de una lucha fraticida , que enfrentaría a cuatro instituciones del mismo signo: Gobierno central y Ejecutivos autonómicos de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. La papeleta que la UE ha dejado a la ministra Espinosa responde perfectamente a su propio apellido.

Hasta ahora, las ayudas europeas al aceite de oliva estaban vinculadas a la producción, esto es, tantas toneladas cosechas, tanto cobras. Como quiera que Andalucía no es sólo la región con mayor superficie de olivar, sino, sobre todo, la que cuenta con olivos más productivos, sus agricultores se embolsaban la mayor parte, el 85% de los fondos, lo que supone unos 850 millones de euros. En cambio, los olivareros extremeños cobraban, en conjunto, 75 millones de euros por año.

Las cifras, así, en bruto, dicen poco, pero se puede hacer un primer acercamiento al problema si se atiende a lo que los agricultores de una y otra región cobraban por hectárea de olivar. Así, mientras un andaluz rondaba los 600 o 700 euros, un extremeño se quedaba en la mitad, o menos. ¿Por qué? porque el olivar andaluz tiene más rendimiento, y la cosecha por cada hectárea es mucho mayor.

Desajuste de producción

El problema se agrava con un segundo condicionante. La UE tiene asignada a España una producción de 760.000 toneladas, cuando en realidad supera de largo el millón. ¿Qué ocurre?, que hay penalización en la ayuda, y se reparte de forma lineal. Pero, claro, una penalización que para un olivarero andaluz le equivalga, por ejemplo, a no cobrar ayuda por una hectárea, en Extremadura se convierte en penalización para más del doble de superficie, porque su hectárea se paga a la mitad.

Este agravio ha sido denunciado reiteradamente por los olivareros extremeños. Sin embargo, como la UE decía que se pagaba por tonelada, sin más consideraciones, no había nada que hacer.

Ahora la situación cambia: el 60% de la ayuda como mínimo se pagará por producción histórica, es decir, la media de los años 1999 al 2002, y ahí no hay más que hablar: Andalucía seguirá cobrando diez veces más. Pero, el otro 40% queda a criterio de cada Estado.

Así, el Gobierno tiene varias opciones: llevar la ayuda por producción histórica hasta el 90%, con lo que todo sigue casi igual; aplicar el 40% a la producción de cada año, o aplicar esos fondos a ayudas por hectárea. Las dos primeras benefician a Andalucía, que mantiene sus fondos; la tercera, a Extremadura y Castilla-La Mancha, que obtendrían más en detrimento de los andaluces, porque todas las hectáreas, den más o menos producción, se llevarían lo mismo.

Esa es la batalla: Andalucía no quiere ceder ni un euro, y Extremadura y Castilla-La Mancha ven la ocasión de resarcirse y garantizar la viabilidad del olivar marginal. ¿Qué hacer? Lorenzo Ramos, secretario regional de UPA, afirma que lo ideal sería conseguir "entre 40 y 60 millones más" de la UE, para darlo al olivar de baja producción, pero ve difícil que se logre.

Otra solución pasaría por "llegar a un consenso" y modular las ayudas, lo que daría un fondo para el olivar marginal. El Gobierno tiene un año para decidirlo.