CACERES

En la retaguardia extremeña hay una fuerte oposición a que los americanos utilicen la base aérea de Talavera. Pero Donald Ramsfeld debería ser más práctico, pasar de la base pacense y llevarse de Extremadura a cualquier historiador, excombatiente o militar para que lo asesorara sobre la guerra de guerrillas. Parece mentira que los estrategas del Pentágono no cayeran en la cuenta de que los iraquíes rehuirían el combate abierto y preferirían la emboscada.

La única aportación extremeña a la historia de la estrategia militar es precisamente ésa, la guerrilla. La palabra guerrillero se ha incorporado desde el castellano al diccionario bélico internacional y el primer guerrillero del que se tiene constancia anduvo por Cañaveral, dicen que murió en Coria y se llamaba Viriato.

Tras él vinieron los guerrilleros de la Independencia, los tempranillos del XIX y los maquis del XX. En la guerra del Vietnam, la astucia del Vietcong, que golpeaba en la selva y desaparecía, volvió loco al ejército de Estados Unidos. En Irak está sucediendo algo parecido. En la retaguardia extremeña se esperaba algo así porque la experiencia es un grado. Y en Badajoz, lo del labrador acabando con un helicóptero Apache último modelo no ha llamado demasiado la atención: el 14 de agosto de 1936, un miliciano silenció un trimotor Junker-S2 con su escopeta de caza.

Más allá de las aportaciones estratégicas de Extremadura a la guerra, la maquinaria pacifista parece empezar a funcionar en la retaguardia. En Cáceres, el foro social Otro mundo es posible toma las riendas de la protesta: todos los días, de 11 a 13 y de 17 a 20 horas, instalará una mesa por la paz y una pancarta junto al quiosco de la música de Cánovas, además de apoyar la cacerolada y la concentración de los jueves a las 20.30.