--¿Cómo cree que se debe concretar ese modelo financiero?

--Ahora hay comunidades que se apoyan en el tema población, que es un concepto justo e injusto. Es justo si se tiene en cuenta para todos e injusto si es el único criterio. Se convierte en injusto si no se tiene en cuenta el peso de la población mayor. Si cada pensionista tiene un peso cinco veces superior en el gasto será importante ver cuántos mayores de 65 años hay. También hay que analizar la dependencia que tienen los ciudadanos de la sanidad pública. Un ejemplo. Madrid opera al año 270.000 pacientes y Extremadura 60.000. ¿Cómo es posible que teniendo seis veces más población sólo operen cuatro veces más? Porque hay muchos ciudadanos que tienen atención privada. Es verdad que allí ha aumentado más la población, pero también que tienen más población que nunca hace uso del sistema. Es decir, reciben dinero para atender a 6 millones de personas y luego atienden a 4 o 4,5. Nosotros pedimos que se tenga en cuenta la dependencia del servicio público.

--Población, envejecimiento, uso de la sanidad pública... ¿y la dispersión territorial?

--Es un elemento que está en la financiación general pero no en el modelo de financiación sanitaria, que ahora prácticamente sólo tiene en cuenta el criterio de población. Un ejemplo: En Extremadura hay 1 millón de habitantes y la ratio de unidades de emergencia que está en los protocolos nacionales es de 1 por cada 200.000, es decir, que corresponderían cinco en la región. Pues bien, en Extremadura con cinco no llegamos ni al 40% de la población, por lo que ya vamos por 9 unidades y pondremos hasta 16. La dispersión es un elemento necesario de gasto. Esos son los argumentos que estamos defendiendo.

--Dentro de todo esto, el gasto farmacéutico continúa subiendo por encima del IPC...

--Este gasto ha crecido en dos dígitos muchos años, en ocasiones ha triplicado el crecimiento del PIB... y esto ha repercutido ya en recortar otros gastos, porque cuando el gasto farmacéutico crece un 12% se invierte menos en tecnología, equipamiento y obras. Llevamos dos años conteniendo este gasto y en estos momentos estoy satisfecho con los datos. Ya somos la segunda comunidad donde menos ha crecido en el último año.

--Hay algunas comunidades que están aprovechando para introducir la posibilidad del copago. ¿Qué opina al respecto?

--Lo del copago es un error. Cuesta más gestionar el copago que lo que se ahorra uno aplicándolo. Yo no creo en el copago como solución. Creo que los tiros no van por ahí, sino por hacer un sistema sanitario en el que sepamos muy bien lo que queremos, y que cuanto mejor sea el sistema sanitario mejor irá la economía de España. Entonces nos daremos cuenta de muchas cosas, y a lo mejor de que el dinero que se gasta en sanidad es el mejor invertido.

--El problema de las listas de espera no acaba de solucionarse...

--Lo que hay que analizar son las series, porque no son comparables datos de junio con diciembre. El año pasado se estableció un nuevo método de medida, las herramientas han cambiado y no hay datos comprables. Mi apuesta ha sido por la transparencia, por dar los datos, y hay un auditor, el Defensor de los Usuarios. Siendo transparentes las cosas nos van a ir mucho mejor. Cuando se habla de tiempos de espera se hace forma muy general, ¿pero da igual esperar para un juanete que para un dolor abdominal que no sabe de que es? De hecho, simultáneamente al desarrollo de la ley de tiempos de garantía se van a establecer tiempos inferiores para algunas cuestiones, porque no puede esperar lo mismo uno para operarse del corazón que para un juanete. Las cosas no son iguales, y hay que ser capaces de diferenciar lo que puede esperar y lo que no. Jamás me oirán hacer lecturas triunfalistas de las listas de espera, y todavía hay muchos extremeños que esperan más de lo que podemos entender por razonable, y mientras siga así no estaremos satisfechos.