Guillermo Fernández Vara cumple cien días como presidente de la Junta de Extremadura. En este tiempo se han apreciado con claridad cuáles son sus modos: mano tendida a la oposición, voluntad de consenso y trabajo para que los compromisos adquiridos por el Gobierno se cumplan. En esta entrevista, mantenida el pasado jueves, el jefe del Ejecutivo repasa este periodo, afirma que ya ha tenido ocasión de experimentar la soledad del que tiene que tomar la última decisión y asegura que su estilo de gobernar es contrario a inaugurar corrientes: "nunca habrá varismo", dice.

--Han pasado 100 días desde que tomó posesión como presidente de la Junta de Extremadura. ¿Qué idea podría resumir este periodo?

--Trabajo y cumplimiento de los compromisos. Con estas dos ideas he pasado estos 100 días y con ellas me moveré en el futuro. En el aspecto personal, sí ha habido un cambio: mi familia y yo nos hemos venido a vivir a Mérida y para mí ha sido un alivio. Hacía mucho tiempo que no podía, como hago ahora la mayoría de los días, desayunar, comer y cenar con ellos.

--¿En este tiempo ha habido algún asunto político que haya destacado sobre los demás?

--Ninguno en particular. Ha habido mucho trabajo hacia abajo, con alcaldes. He visitado 22 localidades, entre ellas las principales ciudades. Como ya se sabe quiero crear el Consejo de las Grandes Ciudades y, en cualquier caso, quiero lograr una sintonía con todos que nos permita trabajar conjuntamente en temas de interés común. También ha habido mucho trabajo hacia arriba: me he reunido con siete ministros y con el presidente del Gobierno. En esas reuniones hemos puesto el acento, antes que en las cifras, en los proyectos. El fondo del debate presupuestario es eso: no tanto el dinero, sino los proyectos en qué invertir el dinero.

--Esas visitas a los ministros han sido para desatascar cosas pendientes?

--No. Pero sí para identificar dónde había cuellos de botella.

--¿Y dónde los había?

--En cada proyecto han sido distintos. En la Plataforma Logística, por ejemplo, había que levantar la protección y garantizar al Ayuntamiento de Badajoz que este hecho no paralizaría la aprobación del Plan de Urbanismo. Con los ministerios de Fomento y Medio Ambiente hemos trabajado sobre el AVE, que es la obra que por su volumen parece tener más relevancia. Aquí están pendientes varias cosas. Para que el tren llegue a circular hay muchos pasos previos y hay que llamar a muchas puertas. En definitiva, identificar dónde están los problemas... Yo en la política veo dos escenarios: el que se ve en las ruedas de prensa y el trabajo de cada día. La clave de la eficacia está en este último.

--Usted lleva 12 años con grandes responsabilidades políticas y supongo que antes de llegar a la Presidencia también habría comprobado que lo eficaz es el trabajo callado.

--Sí, pero ahora es distinto. Cuando uno está trabajando en un área (y yo he trabajado en la Sanidad, que es muy compleja), controlas; incluso controlas las variables que puedan surgir porque tienes una visión completa de un escenario abarcable. Ahora bien, cuando ese escenario se amplía al conjunto de la sociedad y a sus preocupaciones, hay muchas más variables que no controlas. Además, cuando manejaba un departamento sabía que tenía alguien por encima que, al final y ante situaciones complejas, tomaba la decisión. Ahora no hay nadie por encima.

--Está hablando de la soledad.

--Sí. De la soledad, que es tremenda. Si, en el plano personal, me tuviera que quedar con una característica de estos 100 días me quedaría con la soledad. Es un tópico, pero es la verdad. Cuando alguien llega y me dice: ´Aquí tienes este problema, ya me dirás´. No hay otro para decidir, solo yo.

--¿Y cómo se enfrenta a la soledad?

--Intentando que no pueda contigo. La soledad es un plus de responsabilidad que va en el cargo, en el sueldo y en la elección. Pero es una característica muy significativa y de mucho peso. Puedes preguntar, puedes consultar, pero eres tú el que toma una decisión. Eres tú el que acierta o se equivoca.

--¿Y desde que es presidente ha sentido la certeza de que se ha equivocado?

--No tanto equivocado, pero sí he tenido la sensación de que me he precipitado en alguna manifestación pública. Y es que ahora nada de lo que digas carece de importancia. Por nimia que sea. Hice unas declaraciones desafortunadas con ocasión de las Medallas de Extremadura. Gente de fuera de Extremadura criticó que le diéramos la Medalla al torero Antonio Ferrera y yo contesté que las medallas las daba ´mi menda´. Me traicioné. Me di cuenta en seguida. Yo no soy así. Algunos, con buen criterio, me dijeron: ´No caigas en el error de, para intentar afianzarte, dejar de ser como eres´. Un buen consejo. No lo he olvidado.

--Estábamos hablando de sus sensaciones en estos 100 días, del trabajo hecho. ¿Y los ciudadanos? ¿Cuál cree que está siendo la reacción de los extremeños en estos cien días respecto a su nuevo presidente?

--Están reaccionando con expectación. Es lógico, después de 24 años de ver al presidente Ibarra. Y notas, además, que hay muchas esperanzas puestas en ti y en que Extremadura siga avanzando como hasta ahora. También he notado mucho afecto.

--Pensé que en el repaso que hiciera sobre los 100 días de gobierno iba a mencionar lo que desde mi punto de vista ha sido un revés, su peor momento: esas reuniones con miembros del Gobierno en los días previos a la aprobación del Anteproyecto de Presupuestos. Usted les pidió que cumplieran sus compromisos, pero hay partidas con menos dinero del que había el año pasado.

--Disiento. No ha sido un revés. Los Presupuestos responden a todos y cada uno de los compromisos del Gobierno incluidos en el Plan Extremadura. Otra cosa es si en los Presupuestos hay o no alguna partida que podía tener más dotación.

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