Nunca han faltado los libros en su casa y su madre, la que le inculcó la pasión por leer, sigue a día de hoy, a sus 94 años, teniendo en la lectura una de sus grandes aficiones. «No recuerdo un solo día que no la haya visto con un libro en la mano», dice Inma Chacón, escritora y lectora empedernida. Su casa acumula libros que la han acompañado en sus 15 mudanzas y que en algunos casos se amontonan en dobles filas en las estanterías, sobre armarios e incluso en cajas debajo de las camas.

«Me puedo desprender de cosas, pero no de los libros (es de las que además se resiste al formato digital). Me gusta el papel, por el olor, por el tacto, porque me gusta saber por dónde voy en le libro, escribir ideas y subrayar fragmentos y luego conservarlos en la estantería. El libro como objeto me parece algo muy hermoso, muy simbólico, como una cajita en la que se encierra el conocimiento», dice sobre su relación con las obras que la han acompañado a lo largo de su vida y entre las que destaca El amor de los tiempos del cólera. (Gabriel García Márquez)

Extremeña afincada en Madrid, dice que le produce una profunda desazón ver que en el metro la gente, y especialmente los jóvenes, ya no van leyendo libros sino viendo el teléfono móvil. «Hay que acercar a los jóvenes a la literatura con cosas que les lleguen», dice. Y no cree que el camino sea imponerles en el colegio lecturas de obras tan complejas como El Quijote o La Celestina, a no ser que sea una lectura muy guiada; «porque hacerlo de otra forma supone alejar a los jóvenes de la lectura y especialmente de los clásicos», dice la autora. Ella misma recerda que El Quijote, le causó rechazo cuando lo leyó siendo muy joven y que solo entendió «por qué es una obra que ha trascendido 400 años», tras releerlo de adulta. «Es maravilloso», zanja.

Chacón reconoce que la relación de los jóvenes con la literatura es ahora complicada: «es cierto que hay un elevado porcentaje que no lee y es muy preocupante, pero quiero ser positiva. Y frente a los que no leen, también está resurgiendo un interés por la poesía en los jóvenes. Quizás sea una consecuencia de la manera de leer que tienen hoy a través de las nuevas tecnologías; muy sintética, con muy pocas palabras, con una estructura sencilla; y la poesía responde a esa manera de leer y escribir», analiza. Además, a su juicio, Extremadura cuenta con una «gran afición» en los clubes de lectura.