"En el pueblo hay inquietud por lo que está ocurriendo", señala Mónica Galindo, vecina de Santa Marta, que reitera los continuos robos que se están produciendo, aunque ella no ha sido una de las víctimas.

Esta vecina comenta que el clima es de mucha preocupación y que el problema crece con el paso del tiempo. Además, indica que los ciudadanos rumanos no suelen formar altercados, pero que sus prácticas no son nada correctas. "Llaman a las puertas de las casas en plena siesta para pedir dinero", subraya, mientras realiza unas compras en una tienda.

Son precisamente los comercios y otros negocios de la localidad los que mayor número de hurtos sufren por parte de estas personas, aunque por la calle también suelen pedir dinero a los vecinos, aclaran otros lugareños.