A Julia le entró cierto vértigo. Terminó la carrera de Física en la Universidad de Extremadura (Uex) el pasado mes de junio y comenzó a buscar trabajo. Mandó currículos, llamó a empresas, inspeccionó las páginas web de empleo, pero nada, "nunca me llamaron de ningún sitio".

Ahora ha logrado una beca para realizar el doctorado y tiene cuatro años por delante para colaborar en el departamento de Física Aplicada de la Uex, donde investigan las reacciones de las bacterias ante las prótesis implantadas en el cuerpo humano. "Me voy a centrar en esto y luego ya veremos", comenta.

Con el mejor expediente académico de su promoción bajo el brazo, de momento no se preocupa por el sector privado. "Lo cierto es que ahí la cosa está realmente difícil. Hay pocas empresas que requieran físicos y las ofertas que te hacen son para irte a Madrid o Barcelona para trabajar como programador informático". Por ese motivo, asegura que prefiere quedarse aquí, "solo te puedes ir si tienes un contrato de garantías, y la realidad es que los empleos que te ofertan son para prácticas, están mal pagados y encima te exigen experiencia".