A punto de terminar Magisterio por la especialidad de inglés, Jana de la Cruz del Aguila tomó un nuevo rumbo a principios de este año. A falta de examinarse de una sola asignatura decidió que una estancia de unos meses en Inglaterra, rodeada de nativos, sería la mejor forma de prepararse el examen oral que le espera en el mes de junio. Dicho y hecho. El pasado 10 de enero, después de entablar contacto con una familia inglesa a través de una web especializada en este tipo de encuentros, partió desde Barajas (con retraso porque fue el día de la primera gran nevada sobre la capital española) rumbo a Londres. Desde allí, no sin problemas porque perdió el autobús que le esperaba, llegó a Wellington, una pequeña localidad a tres horas de viaje de Londres del condado de Somerset, para vivir con una familia durante seis meses, a cambio de hacer algunas tareas domésticas y de cuidar a los tres niños, Dean, Jason y Jodie, de entre 14 y 8 años.

"Yo pensaba que no iba a enterarme de nada al principio, pero la verdad es que me entero de casi todo. Llevo aquí un mes y algo y he mejorado bastante", asegura Jana, aunque reconoce que hablar por teléfono aún le resulta muy complicado. "Necesito que me repitan las cosas muchas veces".

Por eso, dice que grancias a esta experiencia, los alumnos de bachillerato que realicen las estancias en verano van a conseguir mejorar mucho su nivel de inglés, porque es viajando a países como Inglaterra o Irlanda donde mejor se aprende. Además, subraya que es una gran oportunidad teniendo en cuenta que todo es gratis. "Es un lujo", asegura. Sin embargo, cree que tiene algunos inconvenientes. Por un lado, que 21 días sirven para mejorar, lo que pasa es que "tres semanas para aprender ingles es muy poco". Y, por otro, que cuando los chicos viajan juntos al final hacen grupos y se relacionan menos con los nativos, por lo que aconseja que se distribuyan lo máximo posible.

Una vez superados los primeros miedos, la fluidez en las conversaciones van ganando terreno a la dificultad de comunicarse, tanto que en este tiempo ya ha viajado dos veces a Londres a visitar a su amiga Ainara, que conoció en el avión con destino a Londres y que le ayudó mucho en sus primeras horas en Inglaterra.

Ahora se encuentra en plena fase de adaptación a las costumbres de la zona. Nuevos horarios, nuevas comidas, en fin, todo nuevo, pero dice que la experiencia le será de mucha utilidad en el futuro, tanto a corto plazo, para terminar la carrera, como en el futuro, puesto que tiene pensado presentarse a las oposiciones. Dice que echa muchas cosas de menos, pero sobre todo una cosa que le tiene "llorando por las esquinas": su carnaval de Badajoz, su fiesta preferida.