"Estuvimos intranquilos y en vilo hasta las dos y media de la madrugada, luego cuando ya supimos que las máquinas habían hecho un cortafuegos, nos tranquilizamos y pudimos conciliar el sueño hasta el día siguiente". Así vivió Roberto Fernández y su mujer Amparo Panadero, uno de los incendios de Nuñomoral más próximos a La Batuequilla la madrugada del domingo. Este matrimonio es uno de los escasos vecinos que residen en esta pequeña alquería del pueblo y que la noche del sábado se vio amenazada por las llamas. De hecho, uno de los momentos de mayor tensión se vivió bien entrada la noche cuando el fuego llegó a estar a tan solo unos 200 metros de distancia de la vivienda en la que ambos residen en periodo de vacaciones.

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Se da la coincidencia de que el sábado por la mañana los dos se encontraban en Salamanca donde viven el resto del año. "Nos llamaron por teléfono diciéndonos que había un incendio y por la tarde regresamos a Nuñomoral", explicaron. Mientras los pocos vecinos que tiene la alquería decidieron cruzar al otro lado del río ante el temor del acercamiento del fuego, ellos decidieron quedarse en el interior de la vivienda. "El coche sí lo dejamos lejos, pero nosotros volvimos a casa", explicó Roberto mientras le venían a su mente recuerdos del incendio que en el año 2003 se inició en Serradilla y que llegó a Pinofranqueado dejando una huella negra tras un intenso humo en Nuñomoral.

El miedo y la angustia de las horas vividas la madrugada del domingo ya pasaron, pero ayer en sus rostros se apreciaba cierta tristeza y desilusión tras ver el panorama desolador que han dejado atrás las llamas. "Además del entorno natural, me entristece mucho pensar que se han podido perder las cigüeñas negras y el buho real que en varias ocasiones hemos visto con los prismáticos", explicaba desolada Amparo. "El fuerte ruido de las máquinas y camiones y la pérdida de su hábitat hará que todos estos animales huyan en busca de una zona más tranquila, es una lástima que perdamos esta riqueza", comentaba mientras veía delante de la puerta de su casa pasar a dos operarios de la Mancomunidad de Municipios de la Sierra de Gata con un camión y maquinaria pesada hacia el terreno afectado. "Desde las nueve de la mañana hemos estado trabajando haciendo cortafuegos y ahora vamos al lugar del incendio para echar tierra sobre la zona que ha sido quemada", detallaba Jesús María Núñez, uno de los operarios de la mancomunidad. Mientras, la opinión de los vecinos en cuanto al culpable de este ataque al medio ambiente es unánime. "Está claro que ha sido provocado, pero afortunadamente los medios están trabajado muy bien coordinados", aseguraba Camilo Iglesias, vecino de Nuñomoral.