No hubo atascos como los de la M-40 de Madrid o los del paso fronterizo de La Junquera en Gerona, pero el primer día de la huelga de transportistas se dejó notar ayer en Extremadura. La peor parte se la llevaron las centrales frutícolas del Valle del Jerte y Vegas Altas, que quedaron prácticamente paralizadas por la falta de camiones para dar salida a su producción, y las gasolineras, cuyas reservas llegaron a agotarse en algunos casos e incluso varias de ellas tuvieron que cerrar en las principales ciudades extremeñas, sobre todo por el aumento de la demanda debido al temor al desabastecimiento de los conductores. Los transportistas cifraron en más del 90% el seguimiento del paro y la Delegación del Gobierno informó que sus piquetes bloquearon el paso de una veintena de camiones en la frontera de Caya, aparte de impedir descargar la mercancía en grandes almacenes y polígonos industriales y causar daños en una media docena de vehículos.

No obstante, la tranquilidad fue la tónica dominante durante la primera jornada de paro del transporte en la comunidad extremeña. Así lo indicó, en un comunicado, la Delegación, que destacó la ausencia de "incidentes graves" y la normalidad en las carreteras. Esta era también ayer la percepción de los transportistas: "No queremos molestar a nadie, pero estamos en una situación insostenible. El gasóleo no para de subir y nuestras tarifas son las mismas, aparte de que con la crisis algunas empresas comienzan a fallar en los pagos. No podemos más", denunciaban en el Centro de Transportes de la capital cacereña, inusualmente abaratado de camiones en un lunes laborable.

DEPOSITOS AGOTADOS Pero pese a esa intención de no molestar, los efectos de la huelga del transporte afectaron a las estaciones de servicio de la región. Así, diversas gasolineras de las principales ciudades extremeñas se quedaron sin combustible ante la avalancha de conductores que desde el fin de semana han acudido a llenar sus depósitos. Para el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Extremadura, Casto Bravo, ese exceso de alarma es el principal motivo del desabastecimiento, "porque si hubiésemos vendido lo normal las reservas hubieran durado varios días", comentó.

Así ha ocurrido, por ejemplo, en la estación de Repsol en Badajoz ubicada en la carretera de Olivenza, donde un cartel advierte desde el pasado domingo de la falta de combustible. Juan José Ortega, empleado, explicó ayer que desde el jueves por la tarde los conductores han acudido sin cesar: "Ha habido más del triple de conductores que habitualmente y todos querían el depósito lleno", informa B. Castaño.

Situaciones similares se repitieron, al menos, en Cáceres, Mérida e, incluso a pesar de ser festivo, Plasencia. De hecho, algunas estaciones de estas localidades ya se vieron obligadas a cerrar ayer, al agotar sus reservar y, por la huelga, no recibir sus pedidos.

ALMACENES REPLETOS También las centrales frutícolas extremeñas estuvieron ayer entre las primeras en sufrir los efectos de la huelga. "No ha llegado ni un solo camión a cargar", confirmó el gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex), Miguel Angel Gómez. De hecho, responsables de la Cooperativa de Regantes Extremeños (Crex) de Valdivia confirmaron que previsiblemente hoy tendrán que parar de recoger fruta del campo, al cubrirse la capacidad de las cámaras frigoríficas donde se almacena el género. Ahora, añadieron, solo pueden trabajar la mercancía nacional, puesto que para exportar necesitan etiquetar con la fecha de salida, imposible de fijar en las actuales circunstancias, informa M. Martín.

Igualmente, el sector frutícola del Valle del Jerte sufrirá "daños nefastos e irreparables" si el paro de los camioneros dura más de tres día. Así lo adelantó ayer el presidente de la Agrupación de Cooperativas, Angel Prieto, que explicó que las pérdidas son cuantiosas, debido a que la comercialización de cerezas y frambuesas quedó paralizada ayer totalmente paralizada, por la falta de camiones, informa F. Martín.

Como ejemplo, Prieto señaló que "solo de frambuesas estábamos recogiendo 12.000 kilos diarios para venderlos frescos". Al quedarse ayer en el almacén, tuvieron que ser congeladas, lo que supone una pérdida de cinco euros al kilo. En cuanto a las cerezas, los agricultores optaron por no recogerlas aprovechando que aguantan más en el árbol. A estos problemas se unen los daños causados esta temporada por el temporal de lluvias, que ya provocó pérdidas en las comarcas del Jerte, La Vera, el Valle de Ambroz y Vegas Altas.

TENSA TRANQUILIDAD Por su parte, los camioneros protagonizaron ayer concentraciones en diversos puntos de la región que, en su mayoría, fueron tranquilas, si bien se vivieron algunos momentos de tensión. Este último fue el caso de la frontera de Caya, donde pese a que inicialmente los transportistas no tenían previstos llevar a cabo piquetes --no son necesarios porque ha parado todo el mundo" indicaba por la mañana Antonio Píriz, uno de los reunidos en el área de servicio de Las Bóvedas, en la A-5--, por la tarde se produjeron algunos incidentes.

Así, aparte de la veintena de camiones a los que, según la Delegación, se impidió traspasar la frontera, por la tarde se vivió un momento complicado en esta gasolinera cuando medio centenar de transportistas evitaron que dos camiones cisternas rellenaran los depósitos. Inicialmente, uno de los camioneros insistió en descargar y los piquetes no se lo permitieron colocándose sobre las compuertas de los tanques. Finalmente, este desistió y abandonó el área de servicio custodiado por la Guardia Civil.

Al otro lado de la frontera, en el área de servicio portuguesa más cercana ya por la mañana había otra decena de camiones aparcados, entre ellos el de Juan Rodríguez, un transportista de Sevilla que regresaba de Portalegre y estaba esperando a que vinieran a recogerlo. Rodríguez reconoció que no ha intentado cruzar la frontera, primero, "por temor" a los piquetes y, en segundo, porque está de acuerdo con el paro., informa B. Castaño

También en otros centros de transportes, como el de Don Benito, se repetían escenas similares. En este último, donde más de un centenar de camiones permanecían parados por la huelga, dos conductores se encontraban también parados, pero por obligación, informa M. Martín. Venían de Sevilla con productos de alimentación para los supermercados de Mercadona en Don Benito y Villanueva de la Serena, pero dos ruedas pinchadas en cada uno de los dos camiones les impedían continuar su trabajo y regresar a Andalucía.