El anuncio de dimisión de Mariano Rajoy cogió por sorpresa al resto de partidos, que todavía se recolocan en el nuevo tablero político que deja la victoria de Pedro Sánchez en la moción de censura. Podemos se felicita por la salida del jefe de los conservadores pero descarta que el paso dado por Rajoy sea una decisión personal, sino fruto de la presión ejercida por la fuerza morada y la ciudadanía contra el PP. «No se va, le hemos echado», fue la consigna repetida tanto en el podemismo como entre sus confluencias.

A pesar de la contundencia del mensaje político, el secretario general, Pablo Iglesias, dejó patente su aprecio personal a Rajoy en un tuit que voló en las redes sociales y levantó polvareda, incluso en sus bases. Le describe como «un político elegante e inteligente» que consiguió ganarse su «respeto». La sintonía entre ambos es conocida desde hace tiempo. De hecho, el podemista nunca ha negado que tiene una relación más cordial con Rajoy que con Sánchez y muestra de ello es que el expresidente del Gobierno contactó con Iglesias para ofrecerle su ayuda cuando su padre fue ingresado por un trasplante.

«AGONÍA» DEL BIPARTIDISMO / Ciudadanos considera que la marcha de Rajoy es una muestra más de la «agonía» de un bipartidismo que se apoya en «los nacionalistas». Su presidente, Albert Rivera, le deseó «lo mejor en lo personal», pero volvió a reprocharle no haber presentado su dimisión antes de que se votase la moción de censura, hecho que hubiera facilitado unas elecciones generales que el liberal cuenta con ganar. Su secretario general, José Manuel Villegas, acusó al expresidente de haber dimitido tarde y con «manifiesta irresponsabilidad».

Mejor opinión expresó Villegas de la decisión de Sánchez de recuperar a Josep Borrell como ministro de Exteriores. Su posición drástica contra el independentismo catalán convence, de momento, a Cs. «Está bien que esté en el Gobierno. Esperamos que no sea solo un gesto y se quieran tapar actos de debilidad frente a los nacionalistas», advirtió Villegas.

El PSOE, concentrado de lleno en la formación de un nuevo Gobierno, celebró la decisión del presidente del PP, que consideró fundamental para que el partido conservador pueda regenerarse y abrir una nueva etapa. Los socialistas están convencidos de que ese proceso de cambio solo puede hacerse desde la oposición en el Congreso. La vicesecretaria general, y flamante portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, señaló que, ahora, el PP tiene la posibilidad de convertirse en una «derecha moderna y honrada» que no tenga limitada su capacidad política por el lastre de los casos de corrupción.

Otra voz que se escuchó ayer alta y clara fue la del expresidente José María Aznar, quien aprovechando la presentación de un libro a la que acudía, espetó que no se siente representado ya por el Partido Popular, pese a que se siente muy orgulloso de sus años de Goberno y de haber dirigido el PP. Según dijo, está muy agradecido a los dirigentes que le acompañaron entonces, a los españoles que le votaron y a su partido.

Para Aznar, España vive una crisis por la secesión por un intento «golpe de Estado» desde Cataluña, una «rebelión»» que no ha sido desmantaleada. «Dije que si después de intevenir Cataluña para convocar las elecciones allí el golpe seguía, la situación sería peor que antes. Pues mantengo que el golpe sigue».

El expresidente ve necesario la reconstrucción de un centro-derecha nacional que «recupere sus señas de identidad, que conecte con el electorado de nuevo y defienda intereses españoles». Y se ofreció para, desde su posición «actual» (lo repitió dos veces para no dar lugar a equívocos), ayudar a volver a unir ese sector electoral e ideológico.