El líder de Podemos, Pablo Iglesias, apeló ayer a la empatía que acostumbra a tener con Mariano Rajoy, más allá del abismo ideológico, para pedirle solemnemente desde la tribuna del Congreso de los Diputados que no aplique el artículo 155 de la Constitución.

El jefe de los morados le solicitó que actúe desde la autocrítica, con las «agallas» de Adolfo Suárez, como presidente del Gobierno y no como líder del PP, para encabezar una negociación con la Generalitat que promueva una «nueva legalidad». Rajoy le respondió que espera continuar «muchos años» en el Parlamento y que confía en que, cuando se marche, Iglesias le incluya entre los presidentes con coraje. Iglesias le miró con cierta condescendencia, pero aún desde la mano tendida, reprochó al jefe del Ejecutivo que haya abandonado la voluntad de afrontar el reto de la plurinacionalidad para utilizar el conflicto en Cataluña con fines partidistas. «Ustedes son los principales responsables de que se rompa España», acusó Iglesias. Rajoy, quien reconoció que no había analizado con detalle los cambios de posición de la izquierda con respecto a los nacionalismos, respondió que no puede aceptar «chantajes perpetuos».

Los comuns consideran que la declaración que hizo el Puigdemont abre una brecha a la esperanza. Su líder, Xavier Domènech, le reclamó al presidente del Gobierno que abriese esa negociación esperanzadora. IOLANDA MÁRMOL