Pablo Iglesias estará en el próximo Gobierno ocupando una vicepresidencia -salvo sorpresa de última hora- y como tal actuó este sábado en la sesión de investidura de Pedro Sánchez. Agradeció al jefe del Ejecutivo en funciones el haber abierto las puertas del Consejo de Ministros a Unidas Podemos y señaló el «honor» que supondrá trabajar juntos durante los próximos cuatro años.

La sintonía entre ambos líderes llegó al punto de que Iglesias trató de rematar la investidura con una alusión al conflicto catalán que los dirigentes del PSOE no se pueden permitir. El secretario general de Podemos aprovechó su discurso desde la tribuna de la Cámara baja para agradecer a los políticos catalanes «en prisión y en el exilio» que hayan apostado por el diálogo. La cuestión no reside en el agradecimiento sino en la referencia a los dirigentes independentistas que se fugaron de España como «exiliados», un término que rechazan en el PSOE y que implicaría que huyeron de España al ser perseguido por ideas políticas y no por escapar de la justicia.

Significados implícitos aparte, en relación al independentismo, Iglesias solo añadió una petición a ERC, JxCat y la CUP para sacar adelante el acuerdo de investidura que firmó con Sánchez la semana pasada y evitó pronunciarse sobre la decisión de la Junta Electoral Central. Una línea que cruzó el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, acusando al PP de influir en el veredicto de este organismo: «La derecha española, a través de su reaccionario brazo judicial, inhabilita a [Quim] Torra. La derecha española, contra la democracia y contra los resultados en las urnas que no le gustan». Por su parte, el portavoz de En Comú Podem, Jaume Asens, reclamó construir un país en el que «no se apalee a la gente indefensa al grito de ‘a por ellos’», en referencia a las cargas del 1-O. «La derecha, la ultraderecha y la ultra ultraderecha» -en referencia a Cs, PP y Vox- ocuparon el resto del discurso de Iglesias. A sus líderes les acusó de no entender la diversidad del país -«desprecian la mayoría parlamentaria y, al despreciar al parlamento, desprecian a España»- de recuperar «el discurso de la Antiespaña» y de arrogarse «el derecho de representar a España».

A modo de colofón, les recriminó que viesen la democracia con «carácter instrumental»: «La reconocen y les parece bien si ustedes ganan las elecciones y tienen el poder».

Dosis extra tuvo contra Vox. «He escuchado su discurso [el de Santiago Abascal] y creo que ha habido demasiados insultos. Creo que hay muchos votantes de su partido que no tienen problemas en votar a un facha, pero creo que prefieren a un facha educado antes que a un facha maleducado», le reprendió Iglesias. A continuación, reprochó a la formación de extrema derecha que se oponga de manera continua al progreso. «Los avances sociales se seguirán produciendo en este país pese a ustedes», sentenció, en referencia a las medidas programáticas que ha impulsado.

Sánchez empleó su tono más cálido para agradecer a Iglesias su disposición a formar un gobierno de coalición desde el pragmatismo. «Es verdad que bien está lo que bien acaba y esto acaba con un entendimiento de las izquierdas», defendió el candidato socialista. Además, le agradeció que dejara la negociación con ERC en sus manos. El candidato a la Presidencia del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, se abrazaron al término de su debate.