El pacto de estabilidad alcanzado con el PNV para sacar adelante los presupuestos y las medidas y reformas anticrisis no solo ha proporcionado a Zapatero oxígeno suficiente para agotar la legislatura, sino, por lo que se vio ayer, la fuerza que necesitaba para dar un nuevo impulso al Gobierno, y también al partido. Si todo fue una sorpresa, porque esta vez el presidente consiguió despistar a todos sobre cuáles eran sus intenciones, lo del cambio en la Secretaría de Organización del PSOE fue aún más inesperado, porque no se había barajado en ninguna quiniela.

Con la incorporación de Marcelino Iglesias como número tres del partido, Zapatero echa mano de un sénior de reconocida trayectoria, con una visión sosegada de las cosas y buen comunicador, lo que le permitirá modificar la imagen del PSOE y la transmisión de las propuestas socialistas a la sociedad en el momento en que las expectativas electorales de los socialistas están más bajas que nunca. Esta designación se presenta como un complemento imprescindible de los cambios en el Gobierno, porque redondea la jugada de Zapatero. Así, la semana comenzará con una conferencia de prensa de Iglesias y concluirá con la del viernes de Rubalcaba tras el Consejo de Ministros. Y en medio habrán comparecido Zapatero, Jáuregui y el portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso. Mucho peso político concentrado, algo que se echaba de menos. Eso sí, estaría bien alguna voz de mujer en tanta portavocía, porque hay riesgo de pasar de la paridad a transmitir la falsa impresión de que solvencia y masculinidad van unidas.

Con Iglesias --que sustituye a Leire Pajín, nueva ministra de Sanidad--, Zapatero ha buscado también a una persona capaz de solventar las rivalidades internas que han empezado a aflorar con las primarias de Madrid y que, si no se atajan a tiempo, podrían agudizarse por el temor territorial a perder las difíciles elecciones municipales y autonómicas de mayo del 2011. Esa será una de las principales tareas que el presidente de Aragón tendrá que impulsar, mano a mano, con el vicesecretario general, José Blanco, que hubiera preferido un secretario de organización más de su cuerda. Iglesias tiene experiencia en pacificar organizaciones y en ganar elecciones, aunque su trayectoria hasta ahora se ha circunscrito al ámbito aragonés. Pero cogió su federación en plena guerra civil y la condujo hacia la convivencia serena en la que se desenvuelve en la última década, y accedió a la candidatura de su partido estando en la oposición y ha logrado gobernar tres legislaturas en coalición con el Partido Aragonés (Par), hasta entonces socio del PP. Esta experiencia de Iglesias será fundamental para tratar de insuflar serenidad y ánimo a un PSOE ciclotímico, que estaba ayer en pleno subidón después de meses de depresión postijeretazo, pero que puede volver a hundirse con el próximo sondeo.