La dirección de la Central Nuclear de Almaraz está convencida de que obtendrán una nueva autorización del Gobierno para seguir operando durante al menos 10 años más, hasta el 2020. Sostienen que la planta está en perfectas condiciones técnicas. Además, el discurso del Gobierno, que en todo momento habla de cerrar el parque nuclear español según las instalaciones vayan alcanzando el final de su vida útil, juega a su favor. Incluso la decisión tomada con Garoña, que ha logrado la prórroga hasta el 2013 pese a haber alcanzado ya el umbral de los 40 años de funcionamiento, favorece a Almaraz, una década más joven y moderna que la planta burgalesa.

Pese a ello la central extremeña debe superar los trámites que la legislación española e internacional establece para renovar el permiso de explotación de una instalación de estas características. Por eso el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), organismo encargado en España de regular el sector, está realizando actualmente una serie de inspecciones. El objetivo es comprobar que cumple con todos los requisitos técnicos para poder seguir funcionando. "Se trata de un procedimiento rutinario, una Revisión Periódica de Seguridad, que se hace cada 10 años. No hay nada especial, como ocurrió con Garoña, donde el trabajo del Consejo debía ser más exhaustivo porque se trataba de saber si podía seguir operando más allá de su vida útil", explican desde el CSN.

De acuerdo con la normativa vigente, las inspecciones se centran en un minucioso examen de las condiciones de seguridad, aunque no únicamente. Así, entre otros aspectos, se analiza el funcionamiento de la planta, el comportamiento de sus equipos y las modificaciones de diseño realizadas durante los últimos diez años. Pero además se comprueban los sistemas de gestión y los programas de mejora de la seguridad. Previamente la dirección de la planta debe haber entregado al CSN toda la documentación e información relativa a estos requisitos. Los inspectores, con sus visitas, lo que hacen básicamente es comprobar que lo que dice la central se corresponde con la realidad.

Pero no solo se trata de verificar el funcionamiento, sino también garantizar que la planta se ha ido adaptando a todos los cambios de normativa que se han producido en la última década. "Es ahí donde hay distinción entre el procedimiento que superamos hace una década y el que afrontamos en este momento. La reglamentación es cada vez más exigente con nosotros", explica el director de la Central de Almaraz, José María Bernaldo de Quirós.

Mayor vigilancia

La presencia de inspectores del CSN en la instalación cacereña no es, ni mucho menos, una novedad ni una situación excepcional. A lo largo de todo el año hay al menos dos inspectores de forma permanente en la planta. En esta ocasión coincide con la construcción del nuevo alternador de la Unidad I, procedimiento revisado en todo momento por otro. Además el organismo regulador reforzará su vigilancia sobre Almaraz con más personal a partir del 4 de noviembre, cuando está previsto que se inicie la parada para recarga de uno de sus dos reactores. Y a esto se suma la revisión periódica para la prórroga del permiso de explotación.

El Consejo de Seguridad finalizará sus inspecciones en el mes de febrero, según las previsiones de Bernaldo de Quirós. Después, a lo largo de la primavera, deberá emitir su informe. Si en él estima que la central reúne las condiciones técnicas para seguir funcionando hasta el 2020, será el Gobierno quien tome la última decisión sobre si concede o no la prórroga. Pero si durante estos meses se detectan irregularidades graves, un veredicto negativo del CSN implicaría directamente la obligación de cerrar Almaraz.