Motivos para la alegría y también para el desconsuelo. Izquierda Unida pudo alegrarse tanto de la entrada en el Parlamento autonómico de Extremadura --donde rompió el bipartidismo, aunque no pudo evitar el triunfo de PP--, como de la subida en la Comunidad de Madrid. Pero lo que nadie ocultó es el descalabro sufrido en la ciudad de Córdoba, la tradicional alcaldía fetiche de la formación como única capital de provincia.

Pasar de 11 concejales a 4 fue un severo correctivo que el coordinador de campaña, Ramón Luque, reconoció, al tiempo que hacía una llamada al optimismo, recordando que ya se perdió una vez la ciudad y se recuperó en las siguientes elecciones.