AÑO DE NACIMIENTO 1956

PRINCIPALES RETRANSMISIONES: CLAUSURA DE LOS JUEGOS OLIMPICOS DE BARCELONA 1992, EXPOSICION UNIVERSAL DE SEVILLA 1992, PREMIOS GOYA DE LA ACADEMIA DE CINE ESPAÑOLA 1993

Trabajador de TVE desde hace 28 años, Javier Montemayor ha estado estos últimos días en el ojo de todos los huracanes. El ha sido el responsable de lo que se ha visto y de lo que se ha dejado de ver en la retransmisión de la boda entre el príncipe Felipe y Letizia Ortiz.

--¿Está satisfecho?

--Todo es mejorable, claro. Debido a las condiciones meteorológicas y a los cambios a que obligaron a última hora las cosas se complicaron un poco, pero sí, estoy satisfecho. Intenté hacer una ceremonia elegante, y aunque los novios no se mostraron tan efusivos como se mostraron las infantas en sus bodas, creo que hubo algunos planos muy potentes.

--¿Ha recibido felicitaciones?

--Unas cuantas. Me llamó inmediatamente el vicepresidente de la cadena de televisión CNN desde Atlanta; y el director general de la televisión pública francesa, que me dijo que estaba emocionado, e incluso colegas, como el realizador de la RAI que hace las ceremonias del Vaticano. También me han llamado compañeros y amigos.

--Ha habido no pocas críticas.

--Siempre las hay, es natural, porque nunca llueve a gusto de todos. Ahora bien, mucha gente critica y no tiene ni idea del medio audiovisual. Con el paso del tiempo, cuando se vean repetidas las imágenes, comprobarán que se enseñó lo que se tenía que enseñar y cada cosa en el momento oportuno.

--¿Molestó mucho la lluvia?

--Deslució la entrada de la novia, por ejemplo, y forzó a cambios en el protocolo del cortejo. Fue una pena, porque era un momento de oro, con el traje atravesando el patio de armas, lo que daba mucho tiempo para comentarios. El que no pudiera hacer ese paseo por la alfombra descuadró mucho la retransmisión del acto.

--Pero no se vio el plano de la novia saliendo del coche...

--Es que era un plano muy feo, con el zapato en el charco, la falda levantada y viéndose la media corta. Intenté huir de esas cosas.

--Tampoco se ofreció la comunión de los novios.

--Ya adelanté, desde el punto de vista editorial, que había que tener un gran respeto con el ceremonial litúrgico. Y la comunión es una cosa muy íntima de cada persona, por eso no quise dar planos cortos de ella. Lo comenté con el colega de la televisión vaticana y me dijo que no se puede mostrar a alguien mientras comulga, por respeto.

--También se ha dicho que hubo pocos planos cortos y mucho recurso.

--Pues claro que hubo planos cortos, incluso en algunos casos muy emocionantes, como cuando la Princesa recitó el yo acepto , que tuvo un gran dramatismo. Por otro lado, quise trabajar mucho con la fachada de la catedral y que todo tuviera una gran literalidad visual; no eran sólo planos de recurso, sino para situar la ceremonia.

--Hubo un plano subjetivo muy alabado, cuando entró la novia y la cámara mostró un acercamiento al Príncipe.

--Lo tenía en la cabeza, pero con la espera del Príncipe ganó dramatismo. Un plano así nunca se había dado en una retransmisión de una boda: el punto de vista de la novia acercándose al altar. Era uno de esos planos que tenían que sorprender, y lo consiguió.