El conocido dicho podría interpretarse aquí como díme cuánto mide tu despacho y te diré que cargo tienes . Y es que en la memoria para el concurso de ideas del nuevo centro administrativo extremeño en Mérida se recogen con toda precisión los metros cuadrados que debe ocupar cada dependencia en función de qué lugar ocupe su beneficiario en el escalafón.

Un consejero dispondrá de un despacho de 60 metros cuadrados, a los que habría que sumar otros 21 metros cuadrados por el aseo, sala de espera y office . Inmediatamente por debajo, los secretarios generales disfrutarán de despachos de aproximadamente 40 metros cuadrados y un aseo de seis metros cuadrados. Descendiendo un escalón más, los directores generales habrán de conformarse con 35 metros cuadrados de despacho, más otros quince para aseo y sala de espera.

Si se es jefe de gabinete, las medidas asignadas bajan a 25 metros cuadrados, cinco más que los jefes de servicio o interventores. No deben quejarse, pues con menos cuentan las secretarias particulares de los consejeros y los asesores, con 15 metros cuadrados por cabeza.

En el penúltimo escalón, los secretarios no particulares , técnicos y administrativos caben a diez metros cuadrados por cabeza y, por último, lo que la memoria define como resto de personal apenas disponen, en el mejor de los casos, de siete metros cuadrados.

Claro que, como la estadística nos iguala a todos, puede decirse también que, como media, cada uno de los 1.337 trabajadores de las seis consejerías que irán a La Paz dispondrá de 19,5 metros cuadrados. Con todo, esta media es distinta para cada consejería.

De este modo, los de Desarrollo Rural son los más favorecidos, con casi 30 metros cuadrados de media por cabeza, mientras que en Bienestar Social se quedan en 16,6. Entre los dos, Fomento supera los 20 metros cuadrados, Cultura anda por encima de los 19, Educación toca a 17,5 y Sanidad se conformará con 18 metros cuadrados de espacio medio por cada trabajador.

Fijos o desmontables

La diferencia, en muchos casos, la determina no sólo el equilibrio de personal de una u otra categoría, sino el hecho de que las dependencias estén pensadas o no para recibir público.

Pero el rango no sólo se mide en metros, también calidades y provisionalidad de las distribuciones del espacio. Así, sólo los consejeros y secretarios generales contarán con paredes de "tabiquería fija tradicional", mientras que para el resto se ha pensado en "tabiquería desmontable modulada", que permita flexibilizar sus zonas de trabajo, es decir, que de un día para otro puedan ver su espacio reducido o ampliado en función de las necesidades.

Eso sí, todos, sin distinción jerárquica, disfrutarán de una construcción que garantice una correcta iluminación y ventilación natural, acabados con materiales "locales y no contaminantes", exteriores que promuevan el ahorro energético y sistemas que utilicen las energías renovables hasta donde sea posible.