LUGAR DE NACIMIENTO LISBOA

AÑO 1939

NOMBRE COMPLETO JORGE FERNANDO BRANCO DE SAMPAIO

FORMACION SE LICENCIO EN DERECHO EN LISBOA

INICIOS EN 1975 IMPULSO UN GRUPO DE REFLEXION LLAMADO ´INTERVENCION SOCIALISTA´

Hijo de un médico de la sanidad pública y de una profesora de inglés, poco podía imaginar de su futura vida Jorge Fernando Branco de Sampaio (Lisboa, 1939) cuando en 1961 culminaba en la capital portuguesa sus estudios de Derecho.

Los que le conocen le definen como una persona sencilla, tranquila y tolerante, aunque siempre dispuesta a defender hasta el final sus firmes convicciones. Quizás los largos periodos de su juventud que pasó en Inglaterra y Estados Unidos animaron su actividad política, y ya en la universidad participó en los movimientos contra la dictadura salazarista que contribuyeron decisivamente a que en 1974 se desmoronase el régimen.

Pero la llegada de la democracia no aplacó sus ansias políticas. Tras la Revolución de los Claveles impulsó la creación del Movimiento de Izquierda Socialista y poco después, en 1975, fundó un grupo de reflexión en el que se integraron políticos e intelectuales del país. En 1979 se afilió al Partido Socialista de Portugal, y con ese paso se inició su imparable ascenso en el mundo público. En 1979 entró a formar parte de la dirección del partido y fue elegido diputado por Lisboa en la Asamblea de la República.

Su carácter eminentemente europeísta ya salía a la luz y entre 1979 y 1984 fue miembro del Consejo de Europa, la Asamblea Consultiva y la Comisión Europea de Derechos Humanos.

La confirmación de su figura llegó en 1989, año en el que fue elegido presidente de la Cámara Municipal de Lisboa --el equivalente luso al alcalde español-- para ser ratificado en el 2001, en ambas ocasiones sin necesidad de acceder a la segunda vuelta. Pero Sampaio tenía claro que aún podía dar más de sí y en 1996 venció en la primera vuelta de las elecciones a la Presidencia de la República, circunstancia que se volvería a repetir en el 2001.

Ese "gran amigo de Extremadura" --como ayer le definió Rodríguez Ibarra-- ha dado en los últimos años algunos ejemplos de su gran altura política. El más evidente fue la forma en la que afrontó la crisis política que se produjo tras la dimisión del primer ministro portugués, Durao Barroso, una situación que logró solventar sin necesidad de adelantar las elecciones.

Con gestos que en ocasiones recuerdan al brasileño Lula da Silva, usa sus discursos para animar a sus ciudadanos a ser inconformistas y a luchar por las causas justas. Europeísta reconocido, pacifista e idealista (al menos en apariencia), aboga por una Europa que respete el Derecho Internacional, que apueste por la paz como premisa y destierre teorías como la de la dañina guerra preventiva que tantas vidas ha costado últimamente.

Por eso, y por muchas cosas más, Sampaio, el amigo portugués que siempre soñó con cambiar el mundo y convertirlo en algo mejor, ese padre de familia casado y con dos hijos, colaborador de periódicos y que ha publicado varios libros, tiene ya el premio Carlos V.