Cuando a José María Ortiz (52 años) le diagnosticaron un tumor en el testículo se compró el libro en el que el ciclista Lance Amstrong narra su paso por la enfermedad. «Dejé de leer el libro porque su experiencia sí que fue realmente dura», recuerda Ortiz, jefe de Deportes de El Periódico Extremadura. «A mí desde el principio me dijeron que tenía muy buena solución y yo estaba convencido de que iba a salir adelante. No se me olvidan las palabras de mi oncólogo: te vas a morir de cualquier cosa, menos de esto», rememora.

Respiró tranquilo, pero aún así fue duro decírselo a la familia («en especial a mi madre», acota) y se asustó por los mareos que sintió la primera vez que salió de casa días después de la operación para extirparle el testículo. «Bromeaba mucho con el tema y trataba de ‘quitarle hierro’ pero siempre quedaba una duda», recuerda. Lo mejor de ese proceso, y de las dos «largísimas» sesiones de quimioterapia que recibió, «el trato de los voluntarios y los profesionales, junto al apoyo de mi familia y amigos». Diez años después, acaban de espaciarle a año y medio las revisiones. «Es pura rutina, pero es cierto que los nervios son imposibles de quitar», reconoce.