El caso de Ainhoa no es el primero con vínculos extremeños que sucede dentro del aparato militar de ETA.

En 1994 la policía española logró identificar a otro extremeño como uno de los máximos responsables del comando Barcelona, previamente desarticulado y que, tras, una espectacular operación pudo escapar a los controles y viajar a Alemania, donde residía su novia. Una vez allí las fuerzas especiales germanas, con la colaboración de funcionarios de la Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía, lo arrestaron y seguidamente se aprobó su extradición a España, hecho que se produjo el 28 de enero de 1996. Desde entonces y a concecuencia de la política de dispersión de los terroristas, Benjamín Ramos pasó por las prisiones de Quatre Camins en La Roca del Vallés, Carabanchel, Alcalá-Meco para, finalmente, volver a la cárcel catalana. Fue condenado a once años y cuatro meses de prisión.

Benjamín había nacido en Holguera, pero desde pequeño vivió en el País Vasco y, posteriormente en Cataluña.