El de la fusión entre entidades ha sido uno de los instrumentos que han hecho posible el extraordinario despegue experimentado por las cajas de ahorro españolas durante las últimas dos décadas. Un ascenso que les ha llevado a hacerse con la mitad del sistema financiero español y a tutear a los bancos en parámetros tan importantes como el de créditos concedidos, depósitos de clientes o número de oficinas.

Entre 1985 y el 2005 la cifra de cajas de ahorro operando en territorio español pasó de rozar las ochenta a solo 46. La última fusión, la que reduce su número a 45, ha sido la realizada entre Caja San Fernando y El Monte. La entidad resultante, Cajasol, comenzará a operar este mismo año y lo hará convertida ya en la mayor caja de ahorros andaluza.

´Caja única´ extremeña

En el caso extremeño, de acuerdo a los datos del Anuario 2005 de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), la potencial caja única se convertiría en una entidad de tipo medio. Ordenadas por el volumen de recursos de clientes --un partida compuesta, fundamentalmente, por los depósitos--, se situaría justo en el ecuador del ránking (puesto 22 sobre 44 entidades), con más de 7.100 millones de euros, mientras que por número de oficinas quedaría algo más arriba, la 17, con 443 sucursales.

Sin embargo, engordar no es igual que crecer. Esta misma semana, el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, llamaba a las cajas de ahorro a emprender procesos de fusión siempre que estas operaciones se guíen "por los mismos parámetros de racionalidad económica y financiera que otro tipo de estrategias, y en la medida en la que cumplan esos criterios y contribuyan a aumentar el grado de eficiencia del sistema". El máximo responsable de la entidad emisora ponía otro requisito: que las uniones se planteen entre cajas con un escaso solapamiento geográfico --lo que puede interpretarse como una invitación a la fusión entre cajas de diferentes regiones -- y sectorial.

Pero, ¿qué podría aportar una fusión entre las dos entidades extremeñas? Los partidarios de esta opción alegan que las economías de escala permitirían ganar a la nueva entidad en eficiencia y en competitividad en un mercado, el financiero, en el que la competencia es cada vez más implacable. Además, apuntan que, al tener más recursos, estaría en mejores condiciones de apoyar proyectos empresariales de gran calado.

Por contra, quienes no la consideran necesaria, arguyen que ambas cajas son entidades solventes y con los suficientes recursos para respaldar las iniciativas empresariales que se desarrollan en la región. Además, recuerdan que la unión conllevaría un coste social derivado del cierre de sucursales en aquellas localidades en las que se produjese una duplicidad de oficinas. Esta circunstancia negativa se daría en mayor medida en la provincia de Badajoz --donde a cierre del ejercicio 2005 Caja de Extremadura tenía en funcionamiento 59 oficinas-- que en la de Cáceres --donde Caja de Badajoz contaba con once sucursales.