Julia del Viejo es enfermera de profesión y, en la actualidad, coordinadora adjunta de la Unidad de Trasplantes de Extremadura, para la que trabaja desde su creación y que tiene su sede en el Hospital Infanta Cristina, de Badajoz. Cuando habló con este diario trabajaba sin descanso en los últimos detalles del encuentro que tuvo lugar ayer para conmemorar el veinte aniversario del servicio, motivo por el que se celebró en el nuevo palacio provincial de la Diputación de Badajoz, un acto institucional en el que se recordó el primer trasplante, realizado en el año 1986.

--¿Cómo ha evolucionado el panorama de las donaciones y de los trasplantes en Extremadura en estos 20 años?

--Muchísimo, ha cambiado y para mucho mejor. Para hacerse una idea, la negativa familiar en el año 1992 era del 80% en la comunidad autónoma de Extremadura; a día de hoy, sólo un 6,5% de las familias a las que se les pregunta en el momento si están dispuestos a hacer donación ha dicho que no. Eso supone que se ha producido un cambio cualitativo importante respecto a la donación. Y en cuanto a trasplantes, también; el primero fue el riñón y supuso que los pacientes de la región no tuvieran que ir a Madrid o a Sevilla para ser trasplantados. Pero además, después se ha ido poniendo en marcha toda una serie de programas en los hospitales de la comunidad extremeña; aparece también el trasplante de córnea, la creación del banco de huesos y el banco de ojos. Empezaron dos hospitales y luego se sumaron otros dos.

--¿Y en la mentalidad de la gente? ¿Ha habido cambios?

--También se ha producido un cambio muy importante de mentalidad en la sociedad, que ha sido el que nos ha dado como resultado esas cifras de rebaja del nivel de la negativa de la familia. Y ello se ha debido a numerosos factores, que empiezan con la Organización Nacional de Trasplantes en el año 1989, con la red de coordinadores de toda España, porque además, la Consejería de Sanidad de Extremadura, con las transferencias sanitarias en el 2002, autoriza a los hospitales que tengan UCI a la donación de los órganos, y eso supone una pequeña revolución en la sanidad; más que revolución, una importante contribución a la donación de órganos.

--Es obvia la relación entre donación y trasplante, pero ¿cómo cree que debe ser a partir de que en Extremadura se hagan trasplantes de hígado?

--La Unidad de Trasplante Hepático ya ha empezado a extraer hígados, y van seis. De cara al futuro, la verdad es que la negativa familiar a la donación ya es muy difícil bajarla más, porque en España la media es del 15%, y aquí, como ya dije antes, es del 6,5%.

--¿Y de corazón, en el futuro?

--La verdad es que sólo una un caso en lista de espera.

--La región está por debajo de la media nacional en donantes efectivos, ¿a qué se debe? y ¿qué se puede hacer para mejorar esa situación?

--Para mejorar esa cifra, que ahora es de 25 donaciones por millón de habitantes, mientras que en España es de 35, dependemos de muchos factores, dependerá de en qué condiciones entren las personas que fallezcan en un hospital.

--Ustedes estudian la forma de acercarse a las familias que acaban de perder a un ser querido para proponerles la donación de órganos. ¿Cómo les responden?

--Responden muy bien; la verdad es que lo hacen cada día mejor. Muy bien.

--¿Se sienten recompensados?

--Los cierto es que sí, dentro del dolor se encuentran satisfechos después de haber donado los órganos del ser que han perdido, porque de algún modo no ven infructuosa la muerte de su ser querido.