THtistóricamente, en momentos de crisis económica, se ha recurrido al aumento de la inversión pública como un elemento fundamental a la hora de reactivar la economía, por los elevados efectos multiplicadores de este tipo de inversiones sobre los distintos sectores económicos. De igual manera, en momentos en los que ha sido necesario aumentar el ahorro público o rebajar el nivel de déficit público, también se ha recurrido a realizar recortes presupuestarios en la partida de infraestructuras pagadas con dinero público. Por tanto, la medida anunciada por el presidente Monago podemos considerarla como 'natural', habida cuenta del actual momento por el que pasan las arcas de nuestra administración pública regional, y 'justificada', teniendo en cuenta las dificultades de reducir el gasto público sin que ello afecte en exceso al gasto social que ha de realizarse en la región.

Ahora bien, el que la medida anunciada sea 'natural y justificada' no quiere decir que no vaya a tener efectos adversos sobre la ya maltrecha economía extremeña. De la inversión pública cabe esperar un efecto positivo sobre el crecimiento del PIB regional y, por tanto, un aumento del empleo. En los actuales momentos por los que atraviesa nuestra economía, una reducción de las inversiones realizadas por las distintas administraciones públicas supondrá perjudicar a uno de los pulmones económicos de Extremadura, eso es innegable. Pero posiblemente sea un mal menor, si no queremos que el resultado final sea la asfixia total de nuestra economía, provocada por el alto nivel de endeudamiento, que hace asfixiante el círculo vicioso déficit-deuda que obliga a dedicar partidas realmente importantes de dinero para sufragar los intereses de una deuda pública desbordada de sus límites razonables.

En definitiva, en mi opinión los recortes en inversión pública en los próximos presupuestos de la región anunciados por nuestro presidente están más que justificados teniendo en cuenta que, de no tocar esa partida del gasto público, habría que dirigirse a o otras partidas sociales menos productivas en términos de PIB, pero más sensibles en términos de bienestar de nuestra sociedad. Debería hacerse, no obstante, un gran esfuerzo por eliminar gastos innecesarios o gastos de duplicación de servicios, mejorando la eficiencia del sector público, y dedicar dicho ahorro, en cuanto las circunstancias lo permitan, a la inversión pública que, como he dicho anteriormente, tiene demostrado su impacto positivo sobre la producción y el empleo de cualquier economía, ya sea regional o nacional.