«Su destacado papel en el proceso que finalmente condujo a la inobservancia de las leyes y al contumaz desprecio a las resoluciones del Constitucional»

El Tribunal Supremo sitúa a Oriol Junqueras en la cúspide de la cúpula del 1-O por gozar de «un liderazgo fruto de su doble condición de vicepresidente del Govern y presidente del partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)». Un papel de planificación y «control» que los magistrados ven acreditado no solo por su «preeminencia orgánica», sino por el «liderazgo reconocido en los testimonios de algunos de los procesados y testigos».

Los siete jueces que firmaron su condena a 13 años de cárcel y el mismo periodo de inhabilitación absoluta por un delito de sedición en concurso medial con malversación hurgan en que Junqueras tuvo un «destacado papel en el proceso que finalmente condujo a la inobservancia de las leyes y al contumaz desprecio» a las resoluciones del Tribunal Constitucional (TC) y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

El tribunal presidido por Manuel Marchena sostiene que actuó con «pertinaz desatención» a los requerimientos del TC que se le notificaron personalmente, algo que «despeja cualquier duda acerca de su control del proceso de creación legislativa y reglamentaria que hizo posible la celebración del referéndum declarado ilegal».

Recuerdan que, en su declaración ante el tribunal el 14 de febrero, «admitió la realidad de los hechos, aunque reivindicó la legitimidad de su actuación y la ausencia de cualquier responsabilidad criminal». El fallo repasa la participación del republicano en distintos hitos del procés, como el 20-S o el 1-O, pero más allá de esto, se centra en dar por probada la malversación, ya que ve en Junqueras una «palmaria» deslealtad en el desvío de fondos para el 1-O porque ejercía también como conseller de Economía.

AVISO DE LOS MOSSOS / El Supremo argumenta que participó en una reunión celebrada el 28 de septiembre a instancias de la cúpula de los Mossos para informar «del importante riesgo para la seguridad que podía derivarse de la constatada presencia de colectivos radicales y de la movilización de una cifra de personas próxima a los dos millones» y aconsejar la suspensión del 1-O. «Pese a ello», siguió adelante, destacan los jueces, y ven en ello una «voluntad sediciente».

Si bien «no dudan de la realidad» de esta reunión, cuestionan la versión ofrecida por el exvicepresidente, que dijo que «era imposible un escenario de violencia teniendo en cuenta la experiencia previa de movilizaciones pacíficas», algo que para el tribunal «no tiene la fuerza de convicción necesaria para neutralizar el valor probatorio de la declaración de los altos mandos policiales». Anotan que «tampoco puede disimular el mensaje reiterado y conscientemente enviado a la ciudadanía: defender el referéndum, defender las urnas, resistencia y oposición a los requerimientos policiales».

En el juicio, Junqueras se reivindicó como «preso político» y pidió devolver el asunto a la política. Ayer, acusó al Estado de «moverse por venganza».