Inadecuada e innecesaria". Así definió ayer la directora general de Infancia y Familia, Nuria Sánchez Villa, la bofetada que supuestamente un guardia de seguridad del Centro de Cumplimiento de Medidas Judiciales de Menores Marcelo Nessi propinó a un joven el pasado 28 de julio, cuando este se hallaba esposado tras haber sido reducido por su comportamiento agresivo. Pero más allá de ese hecho, por el que se "apercibió" al agente y se formuló una queja a la empresa Ceres Seguridad, a la que pertenece el citado profesional, la Junta no ve "desproporcionada" la actuación de los profesionales que contuvieron al interno. En cambio, el PP considera que este hecho es solo "la punta del iceberg" de lo que ocurre en el correccional pacense, que comparó con las novelas de Dickens.

En una larga comparecencia para explicar lo ocurrido en el Marcelo Nessi el pasado 28 de julio y los días posteriores --que a finales del mes pasado generó gran polémica en los medios de comunicación tras la publicación de un vídeo en el que se observa como cuatro guardias de seguridad parecen propinar una paliza a un interno--, Sánchez Villa explicó la secuencia de los hechos. Según su discurso, el 28 de julio el equipo educativo decidió imponer una corrección educativa a Ceferino Vázquez por su actitud indecorosa hacia una compañera interna.

Teniendo en cuenta, detalló la directora general, que la evolución del interno había sido positiva, pese a ese último incidente, se decide no imponerle una medida disciplinaria, sino solo correctiva, consistente en no poder disfrutar de las actividades de ocio durante cuatro días. La trabajadora encargada de comunicarle esta decisión solicitó presencia de los vigilantes de seguridad, por sentirse insegura con Vázquez, que la había insultado repetidamente por la mañana.

Durante el encuentro, la agresividad del interno lleva a los agentes de seguridad a "cortar la entrevista" y trasladarle a una habitación de contención, donde proceden a contenerle con los medios reglamentarios, según Sánchez Villa. Una vez allí, el joven se muestra muy nervioso y excitado, golpeando las paredes con los puños y pegando varias patadas a las puertas.

Después, saca un dispositivo multimedia (cuyo uso está prohibido) y los agentes vuelven para retirárselo. De nuevo, el joven se pone violento y les tira una zapatilla y es entonces cuando lo reducen, utilizando --especifica la directora-- la defensa de goma en tres ocasiones, si bien solo una vez impacta en la pierna del joven que "automáticamente" cesa su comportamiento violento y, por tanto, el uso de la defensa de goma.

CRISPACION Y BOFETADA Pero después y a pesar de que el joven está inmovilizado (con las manos esposadas a la espalda), Sánchez Villa señala que se observa una conversación crispada entre el joven y el vigilante "supuestamente agresor", que levanta la defensa de goma en varias ocasiones pareciendo recriminar la actitud del interno y termina golpeándole en la cara "con lo que parece ser una bofetada", si bien no se llega a apreciar daño en el rostro, según la directora.

Tras estos hechos, continúa la responsable de Infancia y Familia, el centro informa al Juzgado de Menores de que ha sido necesario realizar una contención, como marca el protocolo, y se decide sancionar al interno con siete días de separación del grupo. Además, el director del centro se entrevista con el joven al día siguiente, cuando este explica que tuvo que ser reducido, asumiendo su responsabilidad y pidiendo incluso disculpas a uno de los vigilantes. Sin embargo, deja constancia de que otro vigilante le golpeó e insultó, pero dice desistir de denunciarle, como había anunciado el día previo, al haber cambiando de idea.

En todo caso, el director le ofrece --de acuerdo con la versión de Sánchez Villa-- la opción de ser reconocido por un médico (que el joven rechaza) y de orientarle para efectuar la denuncia. "Si fuera menor, la administración hubiera denunciado de oficio", afirmó la directora general añadiendo que en este caso se respeta la decisión del joven, aparte de que se pensó que cursar este tipo de denuncia podría cuestionar la autoridad de los trabajadores y agentes de seguridad del centro.

Por otro lado, el 6 de agosto el director citó al vigilante para analizar su actuación, apercibiéndole verbalmente por ser "innecesaria e inadecuada" --en alusión a la bofetada--, si bien este se reafirmó por estimarla correcta. Asimismo, se hizo llegar a Seguridad Ceres una queja por la actuación del vigilante y se le instó a tomar medidas en caso de que se señalen como probados los hechos denunciados.

Y es que el 7 de agosto el joven comunica al director que finalmente ha decidido denunciar lo que ocurrió, de lo que se da cuenta el lunes siguiente (día 10) al juzgado y la fiscalía de menores que, al tratarse de un joven de 19 años, aconseja cursar la denuncia ante el juzgado de guardia, lo que se hace el 13 de agosto. Finalmente, hasta el pasado 26 de octubre no se recibe petición del vídeo de seguridad, que Sánchez Villa lamentó no poder mostrar por ser parte de la instrucción judicial.

El PP, por su parte, solicitó el visionado completo de la cinta de un caso que, a su juicio, es solo "la punta del iceberg" de la mala gestión del Marcelo Nessi. En este sentido, Cristina Herrera, portavoz de Sanidad y Dependencia del Grupo Parlamentario Popular, comparó lo que ocurre en el centro extremeño con las novelas de Dickens y anunció que su grupo mantiene la petición de comparecencia de la consejera, por la gravedad de un caso que, desde su punto de vista, no está claro.