Las reacciones en Extremadura a las reformas de la Política Agraria Común (PAC) se han movido entre la decepción y el optimismo parcial, postura que ha alineado a la Junta, UPA y Coag, y la calificación de "desastre" o "fracaso", donde se sitúan Partido Popular, IU y Asaja.

El presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, apuntó que, en lo que se refiere al tabaco, al menos "se podrá seguir cultivando", aunque con merma de beneficios. Ibarra afirmó que las presiones del Comité Económico y Social Europeo, la Eurocámara y la sociedad extremeña lograron modificar la postura inflexible de Fischler, lo que da un margen de tiempo para seguir luchando porque se reconozca "el rendimiento social" del cultivo. En cuanto al aceite, el presidente extremeño indicó que "no ha quedado bien" y augura problemas en la redistribución de recursos, aunque aseguró que se solucionarán "sin que Extremadura pierda".

En la misma línea, el consejero de Agricultura, José Luis Quintana, comentó que "las actuaciones de la Mesa del Tabaco han servido para algo", y se podrán amortizar las inversiones realizadas. A partir del 2010, el consejero reconoció que sólo sobrevirirán, si acaso, las explotaciones mejor preparadas tecnológicamente.

Respecto a la reforma del olivar, explicó que la oferta final de Fischler, de 20 millones de euros adicionales, "apenas supondría dos céntimos por kilo", y alabó que la ministra española rechazase "cambiar cromos".

Por UPA, su secretario regional, Lorenzo Ramos, manifestó que la decisión sobre el tabaco mejora algo lo que se pretendía, aunque consideró preocupante y amenazador que se le haya puesto fecha de caducidad a las ayudas, mientras que para el aceite, la reforma "consolida la eterna discriminación" hacia España.

Desde Coag, Luis Cortés, coordinador regional, manifestó que la nueva OCM del tabaco "no es un éxito", pero agregó que "hay que dar un mensaje de esperanza" a los agricultores porque se asegura el cultivo por lo menos hasta el año 2010, lo que abre un plazo para acometer un plan de desarrollo en las comarcas afectadas que permita su supervivencia después de esa fecha.

En el aceite, Cortés indicó que "se ha traído la guerra a casa" puesto que debe decidirse si se prima la producción, como quiere Andalucía, o se hace un reparto justo con el olivar tradicional.

FRACASO En el frente más crítico, el diputado del PP Diego Sánchez Duque estimó que la negociación ha sido "un fracaso" y que la ministra española no ha sabido jugar sus cartas, como han hecho otros países, lo que supondrá, con el desacoplamiento parcial para el tabaco, la desaparición de los productores más pequeños. A medio plazo, el representante popular auguró un despoblamiento del norte de Cáceres "por la mala gestión del Gobierno socialista", y emplazó a Ibarra a exigir al Ministerio de Agricultura una minoría de bloqueo antes del día 25.

Por lo que se refiere al aceite, Sánchez Duque indicó que mientras Francia y Portugal han obtenido lo que pretendían, España no logró que se subiera la ayuda en 110 millones de euros.

Por Asaja, su presidente regional, Angel García Blanco, también habló de un fracaso "que ha dado fecha de muerte para el sector tabaquero extremeño". García Blanco manifestó que, ante esta situación, la única solución es que Rodríguez Zapatero arbitre un plan de reconversión del sector, cuyo coste superaría los 840 millones de euros.

En cuanto al olivar, aseguró sentirse "defraudado" porque no se haya tenido en cuenta la postura de España y porque no se haya conseguido una cantidad económica adicional que garantice la supervivencia del olivar de baja producción, que "queda supeditado a la existencia de una productividad".

Finalmente, el coordinador regional de IU, Víctor Casco, denunció que el acuerdo crea un "grave perjuicio" para la agricultura extremeña, así como que supone al desligar las ayudas de la producción "una vuelta a las peores prácticas de la agricultura europea y un triunfo de la agricultura continental frente a la mediterránea".