Laura Borràs apreció «el talante abierto y el tono conciliador» del candidato del PSOE, pero la retórica no le bastó a Pedro Sánchez para inclinar a los cinco diputados de JxCat hacia la abstención. Borràs orilló las entrañas del pacto suscrito entre socialistas y republicanos, evitando acercarse a polémicas con ERC, y optó por socavar la credibilidad del aspirante a la presidencia.

Rezumando ironía, se centró en cuestionar el posicionamiento de Sánchez en distintos capítulos del procés y dirigiéndose a quien tachó como «el de los mil rostros», preguntó cuál era el verdadero Sánchez: «¿el que apuntaba que lo de Cataluña era un problema de convivencia entre catalanes o el que ahora, para conseguir unos votos, reconoce a regañadientes que se trata de un conflicto político?». «Se llena la boca de diálogo pero luego no descuelga el teléfono».

Con más sorna abordó el hecho de que el candidato no se pronunciara sobre las resoluciones de la JEC ni en su discurso de investidura ni cuando se dio a conocer la inhabilitación del president como diputado en una resolución «insólita, ridícula, vergonzosa e inaceptable». Y dijo que, igual que Antonio Tejero dio un «golpe de Estado» el 23 de febrero de 1981, el 3 de enero de 2020 se dio «un nuevo golpe de Estado «contra la máxima institución en Cataluña».

Borràs sostuvo que «estamos sometidos al capricho de la justicia española» y cargó contra Sánchez por «perjudicar a Cataluña», sumándose a la aplicación del artículo 155 en el 2017, «para mantener bien atada la sacrosanta unidad de España». Asimismo, insinuó que se había pasado, en 17 años, del «apoyaré el Estatut que salga del Parlament», que lanzó Zapatero en el Palau Sant Jordi, al «me sentaré y dialogaré de ahora». Y añadió: «Usted es el mal menor», comparado con las opciones de derecha en el hemiciclo, «pero mal al fin y al cabo».