Cientos de puestos de trabajo que iban a desaparecer, bares que tendrían que echar el cierre, ingresos que se reducirían drásticamente e inversiones realizadas que caerían en saco roto. Estos eran los temores que tenían los hosteleros hace un año ante la entrada en vigor de la Ley de medidas sanitarias frente al Tabaquismo, más conocida como ley antitabaco . Doce meses después, esa nueva normativa, que desde enero del 2011 prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados, ha disuelto el humo en bares, cafeterías, pubs y restaurantes, y también ha apagando algunos de los miedos inicial del sector hostelero. "Los efectos no han sido tan negativos como creíamos", reconoce ahora José Luis Ascarza, presidente de la Confederación Empresarial del Turismo y la Hostelería de Extremadura (Cetex).

Pese a ello, el sector continúa reivindicando una regulación más condescendiente con los fumadores. "Creemos que lo adecuado sería volver a la situación anterior", reclama Ascarza. La reforma legislativa, que comenzó a aplicarse el 2 de enero del año pasado, ha eliminado el consumo de tabaco y su humo de los espacios públicos cerrados. Salvo excepciones puntuales y casos concretos, es casi imposible encontrarse con establecimientos donde se fume. En este sentido, puede ser indicativo el bajo número de denuncias, expedientes y sanciones tramitados por la Junta de Extremadura por incumplimiento de la ley. En total han sido 182 denuncias en los últimos 12 meses, de las cuales solo 15 se han resuelto con sanción por infracción grave (multa de 600 a 900 euros).

"Tampoco es que se haya desarrollado una labor de inspección demasiado intensa por parte de las administraciones. Se ha sido flexible, siguiendo el criterio de primero informar y advertir, y, en último extremo, sancionar", admite el propio Ascarza. En este sentido, la neumóloga y presidenta de la Sociedad Extremeña para el Abordaje del Tabaquismo, Lourdes Márquez, cree que deben realizarse más inspecciones rutinarias. "Porque actualmente se hacen más a demanda", es decir, a raíz de la denuncias que presentan los ciudadanos.

La doctora Márquez cifra en "más de un 96%" el nivel de cumplimiento de la ley. "Quitando casos aislados, se está cumpliendo totalmente", coincide en su análisis Francisco Alejo, secretario regional de la Federación del Comercio, la Hostelería y el Turismo de CCOO. Alejo se refiere a situaciones excepcionales, como las de pubs o restaurantes donde se permite fumar en determinados momentos y espacios a petición y con el consentimiento de los clientes. En este sentido, Lourdes Márquez advierte de que se aprecia, durante las últimas semanas, "cierta tendencia a la relajación". Bajo su punto de vista, esto se debe a las celebraciones navideñas y a los comentarios que algunos candidatos realizaron en la campaña electoral, abriendo la puerta a una vuelta atrás en la ley. "A mí me gustaba más la primera ley, porque además se obligó a mucha gente a hacer obras y gastarse el dinero y dijeron que habría una zona para fumadores y otra para no fumadores", apuntó antes de las elecciones el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pese a ello, el Ministerio de Sanidad aseguró la semana que no modificará la normativa.

IMPACTO ECONOMICO La valoración también es positiva desde la otra gran patronal sindical. Antonio Sosa, responsable de Hostelería en UGT Extremadura, solo aprecia ventajas: "preserva el derecho a la salud de los trabajadores del sector y el de todos los ciudadanos, en general. Porque aunque no se reconocen sus efectos como enfermedad profesional, el tabaco y su humo está asociado al desarrollo de enfermedades como el cáncer". Además, subraya que "ha quedado demostrado que la ley no ha perjudicado ni al empleo ni a la caja de los establecimientos; si ha bajado algo ha sido por la crisis, no por prohibir fumar".

Los datos de afiliación a la Seguridad Social respaldan la opinión de Sosa. Pese a los temores de los empresarios sobre el efecto que la normativa tendría sobre el empleo, el número medio de trabajadores extremeños inscritos en la Seguridad Social dentro del sector de la hostelería es hoy similar, e incluso ligeramente superior, a los meses previos a la entrada en vigor de la ley. "Es cierto, se ha mantenido en niveles superiores a los que esperábamos", admite el presidente de la Confederación del Turismo, "aunque en el consumo sí que ha tenido una incidencia a la baja".

Ascarza explica que los pequeños bares y las cafeterías han notado menos la medida: "el cigarro que teníamos asociado al café o a la cerveza, se sigue fumando en la calle tras tomar la consumición". Sin embargo --apunta-- los mayores problemas están en la restauración y los negocios dedicados al ocio nocturno: "las sobremesas o las conversaciones en torno a una copa ya no se alargan tanto como antes y eso se nota en la caja". Pese a ello, las cifras oficiales apuntan a una contención. Según el Instituto Nacional de Estadística, hasta el mes de octubre la cifra de negocio del sector había subido en torno a un 0,4% respecto al año anterior.

Hoy los ciudadanos tienen claro que no se puede fumar en bares o restaurantes. Sin embargo la restricción genera más dudas en torno a los espacios abiertos donde también está prohibido, como los centros educativos y sanitarios o los parques infantiles. En este caso, la normativa dice que los fumadores deben colocarse lejos de los accesos para poder encender un cigarrillo, aunque no concreta distancias ni limites. "Los recintos de los establecimientos sanitarios no están claramente definidos y, en ocasiones, podemos ver a fumadores casi en las puertas de centros de salud y hospitales; también es muy difícil controlar el consumo de tabaco en parques infantiles", advierte Lourdes Márquez.

MENOS FUMADORES El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo estima que unas 600.000 personas han dejado de fumar en el último año. Además, indica que los casos de asma infantil se han reducido un 15% y que los ingresos por infarto --el tabaquismo es un factor de riesgo-- han bajado un 10%. "La ley ha sido un salto cualitativo y está cumpliendo una función de defensa de la salud pública", valora el doctor Juan Antonio Riesco, neumólogo del Hospital San Pedro de Alcántara y vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología (Separ). Según explica, los propios ciudadanos que acuden a consulta para ponerse en tratamiento "agradecen esta situación", porque con las restricciones actuales "les resulta menos complicado dejar de fumar". Sin embargo, los especialistas sanitarios reclaman medidas complementarias, como subir más el precio del tabaco, crear una red de atención a fumadores y que el Sistema Nacional de Salud financie los tratamientos.