Pese a que los rumanos aseguran llevarse "bien" con los vecinos de Santa Marta, no es esta la percepción que se tiene en el pueblo.

El propio alcalde aseguró que la situación está cada vez peor, y señaló que se siguen produciendo robos en las viviendas. Hace sólo tres días un chalet de las cercanías sufrió un asalto. Entraron por la ventana y se lo llevaron todo. Un funcionario municipal corroboró que las casas aisladas se han convertido en objetivo preferido para los asaltos. "Entran y se lo llevan todo: vajillas, manteles, toallas, mantas, lo que haya en los frigoríficos, la ropa..., todo".

Nadie sabe explicar por qué este año la situación es peor que los anteriores. Una vecina lo achaca a que "cada vez vienen más rumanos, y muchos de ellos no trabajan".

Asimismo, otro vecino manifiesta que la inseguridad es cada vez más evidente. "Intimidan a la gente, sobre todo a las mujeres y los niños para que les den dinero. No quieren comida, sólo dinero".

Igualmente, otra vecina tercia en el diálogo y afirma que "cuando vas por la calle, te siguen, cuatro o cinco, te empiezan a insultar, hablan en su idioma y se ríen".

También han aumentado otros incidentes, como las peleas. Los vecinos indican que muchos de los rumanos "se pasan el día bebiendo, sentados en los bancos de la carretera" y luego provocan riñas, "muchas veces entre ellos mismos".

En el pueblo ha cundido la desconfianza. Nadie deja ya las puertas de las casas abiertas, y cuando se ve aparecer un grupo de rumanos "sales a toda prisa para llegar a casa y encerrarte, y no te atreves a abrir cuando llaman ni a dejar a los niños que anden solos por ahí".