Los taxistas llenan el depósito de su coche cada dos o tres días. Por eso conocen bien, de primera mano, los cambios de precios que se están produciendo. "Lo que antes nos costaba 50 euros, ahora vale más de 60", explica Segundo Martín Escribano, presidente de la Asociación Extremeña de Autónomos del Taxi.

El reconoce que esta tendencia les está afectando --"nos resulta muy gravoso, porque el gasto en gasoleo supone el 20 o el 25% del gasto que origina mantener un taxi" (impuestos y licencias incluídas)--, pero se ven atados de pies y manos. "Nosotros no podemos subir las tarifas en función de la gasolina. Lo hacemos cada año ajustándonos simplemente al IPC. Porque coger el taxi no es obligatorio y, si subimos mucho los precios, nuestros clientes dejan de montar. Nuestro trabajo depende del ciudadano", indica.

Por ello, ven la situación con resignación, aunque avisa de que si se mantiene, tendrán que exigir medidas: "Lucharemos por conseguir tener un gasoil profesional, 10 o 20 céntimos más barato que el normal. Esa es la solución de futuro para los que nos dedicamos al trasporte".