Conservadores, eurófobos y racistas de extrema derecha fueron los beneficiarios en el Reino Unido del hundimiento del laborismo. Los resultados de las europeas han sido catastróficos para el primer ministro, Gordon Brown, quien anoche se reunió con sus diputados en la Cámara de los Comunes para evitar un motín que acabe con su liderazgo. Los laboristas quedaron relegados al tercer lugar, con apenas el 16% de votos. Les aventajaron los tories (28%) y el Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP, 17%). Los electores castigaron a la gente de Brown en todos los rincones. En Escocia, le superaron en número de votos los independentistas del Scottish National Party (SNP). En Gales, los conservadores les relegaron a la segunda plaza, algo nunca visto desde 1918. En el sur de Inglaterra quedaron quintos y en Cornualles, sextos. El desplome laborista permitió a los ultras del Partido Nacional Británico hacerse por primera vez con dos escaños a pesar de que el número de votos fue inferior al del 2004. A los conservadores les ocurrió lo mismo en Gales. Ayer cantaban victoria, pero el avance del partido de David Cameron fue tan solo del 1% a escala nacional. B.ARCE