La entrada de España en la Comunidad Económica Europea --después Unión Europea-- ha supuesto para el campo extremeño situarse cerca del grifo de las ayudas agrarias. Desde la puesta en marcha en España de la Política Agraria Común (PAC) hace ahora 20 años, Extremadura ha recibido 7.000 millones de euros (1,2 billones de pesetas) en subvenciones para los agricultores y ganaderos, lo que ha permitido un ajuste lento y gradual desde una economía agrícola hacia un tejido, como el actual, mucho más diversificado.

Aun así, la comunidad autónoma sigue siendo el territorio con mayor proporción de agricultores en el mercado laboral, en torno al 13%, frente al 5% de media de España. La tendencia de las sociedades desarrolladas es a tener un peso cada vez menor de la agricultura. En cualquier caso, el campo ha reducido 20 puntos porcentuales en el mercado laboral extremeño en dos décadas.

Lavado de cara

El dinero llegado de Bruselas ha permitido darle un buen lavado de cara al campo extremeño, cuyos agricultores han mejorado sus rentas, modernizado sus explotaciones e inducido la creación de un tejido potente de empresas de servicios alrededor de la agricultura. El campo emplea en la actualidad a una media de 50.000 personas.

De media cada año Extremadura ha recibido en estas dos últimas décadas 360 millones de euros anuales, si bien este dinero se concentra en gran parte en pocos sectores. Las primas al ovino, vacuno y las ayudas al tabaco y los cereales se llevan el 70% de los pagos de la PAC en la región.

Según explican los expertos, el fuerte ajuste que ha sufrido el campo extremeño en las dos últimas décadas se ha producido sin grandes traumas y con dos grandes periodos de sequía por el medio, los que se produjeron en los años 1992-1993 y el del 2004-2005.

Diversificación

Pese a la diversificación de la economía extremeña en los últimos años --la construcción y, sobre todo, los servicios han sido los sectores que más terreno han ganado--, la base sigue siendo agraria. El único y principal sustento de decenas de pueblos de la región sigue siendo la agricultura y la ganadería, pues el peso de la industria es aún muy modesto.

Según los expertos, la nueva reforma de la PAC que entra en vigor este año permitirá al campo extremeño continuar con ese ajuste y reducir más su peso en la economía.