Hasta que la Casa del Rey comunicó, pasadas las cuatro de la madrugada, cómo iba a llamarse la recién nacida, Leonor era un nombre que languidecía en el santoral. Sus constantes vitales no eran para echar cohetes. En el 2004 ocupó el puesto 143 (de 259) en el ranking de preferencias de los nuevos padres.

Que Felipe y Letizia hayan elegido este nombre se debe leer en clave de manifiesto. "Tiene vínculos históricos y nos gustaba", aseguró el heredero cuando compareció a las seis de la mañana ante los medios. Los Príncipes quieren que su hija Leonor sea un día reina (Leonor I de España). Como ya lo fueron, aunque en régimen de consortes, cinco leonores de Aragón, dos de Castilla y otras dos de Navarra. En el mapa europeo, destacan Leonor de Aquitania --reina de Francia y, tras divorciarse, de Inglaterra--, una Leonor de Portugal y una emperatriz alemana.

Imposible decir en cuál de ellas encontraron la inspiración los Príncipes. Sin embargo, las enciclopedias destacan por su épica a Leonor de Aquitania (1124-1204), madre de Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra, e impulsora de un ejército propio para ir a las cruzadas. Fue una mujer aguerrida: acompañó en diversas luchas a su marido, Luis VII de Francia y por disputas en la batalla se divorció para luego casarse con Enrique II de Inglaterra.

A partir de ahí, Leonor se convirtió en un nombre de moda en palacio. Pero muchas de ellas, además de la onomástica, compartieron vidas atribuladas. Leonor de Castilla, por ejemplo, fue la primera esposa de Jaime I, el Conquistador, hasta que éste decidió repudiarla al cabo de ocho años con la excusa de que existían entre ambos lazos de consanguiniedad. La peor parte, sin embargo, se la llevó otra Leonor de Castilla. La casaron con el hijo de Jaime II, que fue heredero de Aragón hasta que abandonó a su esposa para meterse a monje y provocar un escándalo de aúpa en la época.

A la futurible abandonada la volvieron a casar, con el hermano del monje, Alfonso IV, y esta vez no hubo conversión que le evitara ser reina de Aragón. Más leonores: la esposa de Fernando I de Antequera, que además era su tía, y la hija de Juana, la Loca, y Felipe, el Hermoso.

Felipe y Letizia pueden haberse dejado las pestañas en los manuales históricos, pero una vez más irrumpe en escena El doncel de don Enrique el Doliente, la novela caballeresca de Mariano José de Larra sobre una infidelidad que la Princesa regaló a Felipe con motivo de la pedida. En él aparece Leonor Téllez de Meneses (1350-1405), una reina portuguesa también de triste destino ya que, siendo viuda regente, fue confinada en el monasterio de Tordesillas por su yerno, Juan I de Castilla, que pretendía el trono. Y allí apuró la viudedad hasta su muerte.