Cuando Paloma Quintero arbitraba sus primeros partidos de fútbol, hace ya unos 15 años, era poco común ver a una mujer sobre el terreno de juego. Ahora, en cambio, el deporte rey ya no es solo cosa de ellos y cada vez se ven más jugadoras y aficionadas. Pero Quintero, que combina su labor en los estadios --es árbitro internacional de fútbol femenino y de tercera división-- con su trabajo como policía local, está más que habituada a competir en ámbitos tradicionalmente dominados por hombres.

"No me costó demasiado empezar a trabajar ni como árbitro ni como policía. Quizá las dificultades surgen más al intentar ascender, porque tienes que demostrar dos veces lo que vales. Sin embargo, nunca me he sentido rechazada, aunque creo que a los hombres les ha costado aceptar que una mujer realizara un trabajo tan bien como ellos. Por eso, creo que nos está costando tanto incorporarnos a ciertos ámbitos, ya que nos enfrentamos a una evaluación mucho más estricta, aunque el panorama va cambiando".