Tonos claros y de traje chaqueta. La mayoría de las damas eligieron este porte para acudir ayer a la toma de posesión de los nuevos consejeros de la Junta, al estilo Letizia Ortiz. El color prácticamente idéntico de la ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, y su sucesora en la Consejería de Fomento, Leonor Martínez-Pereda, no pasó desapercibido entre los presentes. Colores claros y falda, y chaqueta ajustada en la cintura. Se desmarcó la nueva portavoz, Dolores Pallero, que escogió para la ocasión chaqueta y pantalón de color negro, mientras que su compañera Leonor Flores apostó por un atuendo más claro y ceñido.

Solucionada la cuestión del aspecto exterior, los nervios eran patentes en los novatos , que prefirieron prometer que jurar, y pareció que el propio presidente extremeño se contagió de ello, al citar en varias ocasiones al Ministerio de Fomento cuando quería referirse a la Consejería de Fomento.

La nueva consejera tiene precisamente una historia muy peculiar que desveló Rodríguez Ibarra y que también fue objeto de comentario. Resulta que hace muchos años, cuando Ibarra comenzaba a tener un papel destacado en la política extremeña, el presidente sufrió una "tremenda agresión" en un pueblo extremeño horas antes de dar un mítin en Badajoz. Entonces, contó, fue atendido en casa de los Martínez-Pereda y la ahora consejera, que era una niña entonces, le sirvió una tila. ¿Casualidad o estar en el lugar y el momento adecuados? se preguntaron los mal pensados, acordándose de dónde está colocada ahora aquella pequeña y su hermano Matías, director general.

Ignacio Sánchez Amor, nuevo vicepresidente, ejerció como tal nada más prometer su cargo, y se colocó a la izquierda de Ibarra con un traje impecable.

Un café y unas pastas dieron paso al Consejo de Gobierno, el primero con las nuevas caras y que mira de reojo a Madrid a la espera de buenas noticias. Por cierto, la titular de Vivienda no desveló si ya tiene hogar en la capital de España y si es propio o en régimen de alquiler.