"Hubo un momento en el que todos pensábamos que no podríamos salir del pueblo, estábamos rodeados por el fuego y el humo, que cada vez estaban más cerca. Hacía mucho calor y casi no se podía respirar". Así relataban ayer Nina y su hija Tamara la situación de pánico que vivieron junto a sus familiares y vecinos de Navalvillar de Ibor en la noche del jueves, antes de ser evacuados del municipio por la cercanía de las llamas.

Nina y su hija son dos de las 241 personas que pasaron la noche en Navalmoral, la mayoría de ellos en la pista del pabellón municipal, en el que Cruz Roja desplegó una importante infraestructura de apoyo: 65 voluntarios, un equipo de atención psicosocial, ocho ambulancias asistenciales, diez vehículos, 120 camas y 400 mantas. A ello se sumaban las 44 camas puestas a disposición de los afectados en una residencia de ancianos.

Casi todos los evacuados eran mujeres, ancianos y niños, ya que la mayoría de los hombres se quedaron ayudando en las tareas de extinción de los incendios y evitando que el fuego llegara a sus casas.

"Es que llegó prácticamente hasta las casas. Daba miedo porque por momentos pensábamos que no podíamos salir de allí, pero los retenes y la gente del pueblo consiguieron atajar el fuego en Castañar y tuvimos una vía para escapar", señalaba Cristina sentada sobre una de las camas. Al lado, Carmen asentía: "Entonces por los altavoces del ayuntamiento dieron la señal para que evacuáramos el pueblo. Y corrimos. Todos corrimos a la carretera. Niños, mayores... Estábamos asfixiándonos con el humo y sentíamos el calor inmenso de las llamas. Pasamos miedo".

Situaciones de pánico

Ese pánico provocó situaciones tensas más tarde, ya que trece personas tuvieron que ser trasladadas durante la noche al Hospital Campo Arañuelo por problemas de ansiedad.

La incertidumbre de lo que pasaba en el pueblo y la situación que estaban viviendo no dejó dormir a nadie. "Yo escapé con mis cuatro hijos y mi marido se quedó allí con mi cuñado y todavía no sabemos nada de ellos ni de cómo están nuestras casas", advertía Justa.

En la huida casi todo quedó atrás. "Hemos escapado con lo puesto, pero hay que reconocer que se han volcado con nosotros, la gente está siendo fenomenal, es increíble, nos están dando todo lo que necesitamos", reconocía Manuela.

A los evacuados que pasaron la noche en el pabellón se les facilitó el desayuno y se montó un dispositivo para regular las comidas del mediodía y la noche en caso de que no pudieran regresar a sus casas.

Mientras los niños correteaban por el trozo de pista que quedaba libre en el pabellón, los mayores descansaban esperando que les permitieran volver a sus casas. Muchos no aguantaron y a primeras horas de la mañana visitaron la zona afectada, por lo que algunos de los que aguardaban en Navalmoral ya conocían los resultados del fuego.

"Se han quemado muchos árboles, animales, ganado, gallinas... es que dicen que se ha quemado hasta la mitad del cementerio, ya ves, tanto limpiar y tenerlo bien para nada", señalaba Carmen.

Poco después, el Comité Asesor del Plan Territorial de Protección Civil de Extremadura acordó el regreso de los vecinos a Navalvillar de Ibor por la mediodía. Pero muchos llegaron a casa para volver al monte a ayudar a los retenes a apagar los fuegos que se habían reavivado junto al pueblo.