Este empleado, casado y con tres hijos, ha ingresado en noviembre la nómina de agosto y lleva desde diciembre de 2009 con una media de dos meses de retraso. Su empresa, de construcción de puertas, se ha visto especialmente castigada por la crisis del ladrillo y redujo su plantilla a la mitad. "Trabajamos directamente con el sector de la construcción y estamos notando hace un año y pico un parón importante", lamenta. Esto, sumado al incremento del IPC, hace que todo se le haga cuesta arriba. "No deberían subir los precios mientras la situación siga así porque esto es insostenible". Tanto que hace frente al pago de la hipoteca "con un poco de retraso".