La familia de David Jiménez y Loli Vázquez no cuenta con un presupuesto mensual para atender todas las necesidades de un hogar compuesto por tres niños de ocho y seis años y diez meses de vida. Ninguno tiene trabajo ni paro. Si el padre tiene un día de suerte y puede hacerse de picón en invierno y fruta en verano o encontrar chatarra que vender, ese día entra dinero en casa y al menos el alimento está asegurado, sino habrá que esperar al siguiente y "apañarse como se pueda". Por ello, es una de las familias de Cáceres a la que la Iglesia Evangélica, a la que pertenecen, entrega productos que les dona el Banco de Alimentos de la ciudad.

Sin un sueldo, esta ayuda es bastante bien recibida. "Gracias a Dios, que es el camino, la verdad y la vida no nos falta y nos quita de mucho, sobre todo con la pequeña porque la leche que toma es muy cara", dice Loli. Cada cierto tiempo, cuando les avisan, recogen leche de continuación y normal, pasta, colacao, galletas,... que les duran "bastante" y así con el dinero que entra en casa pueden centrarse en otros gastos que tiene el hogar. "Cosas que necesitan los niños en el colegio o para hacer frente a las facturas. Ahora estoy juntando los 190 euros que hay que pagar de luz". El alquiler del piso social donde viven hace años que no pueden pagarlo. "Hemos solicitado que nos lo rebajen porque no llegamos, pero no quieren", comentan.