Siria ha hecho caso de las advertencias de EEUU y ya ha tomado medidas para que no entren a su territorio integrantes del derrocado régimen iraquí. Así resumió ayer el portavoz del Gobierno británico las conclusiones de la reunión que sostuvieron en Damasco el secretario de Estado del Ministerio de Exteriores, Mike O´Brien, y el presidente sirio, Bashar el Asad. Londres sigue tratando de rebajar la tensión que Washington ha impuesto al amenazar a Siria con represalias si continúa cobijando a colaboradores de Sadam.

"Hay síntomas de colaboración por parte de Siria, como un mayor control en las fronteras", añadió el portavoz. El Gobierno británico da la impresión de empezar a cerrar filas contra una posible intervención militar en Siria. La ministra de Desarrollo Internacional, Clare Short, que el mes pasado amenazó con dimitir si Londres se sumaba a una guerra en Irak sin la bendición de la ONU --amenaza que nunca cumplió--, manifestó ayer que en Downing Street hay consenso en torno a la idea de que atacar a Damasco sería algo "intolerable".