Lorenzo es de Mérida, pero trabajaba en una central de residuos en Castellón. Tiene 30 años, está en paro y sigue viviendo en la casa de sus padres. "Al despedirme de la central, me volví a Mérida, y aquí sigo, muerto de risa". Cobró el paro que le correspondía y cuando lo agotó, solicitó la ayuda de los 420 euros. Entre ambas, estuvo recibiendo prestaciones durante un año, pero desde el mes de abril no ingresa nada en su cuenta corriente. "Vivo en casa de mis padres y ellos me ayudan, pero ya necesito trabajar, en lo que sea". Lorenzo cobró la ayuda y se benefició, pero cree que no fue una buena idea que el Gobierno "regalara ese dinero". A su juicio, "400 euros no dan para mucho a una sola persona, pero en conjunto, son muchos millones que en lugar de regalarse podrían haberse utilizado para generar empleo", dice convencido. R. ENTONADO