Cuando uno quiere acercarse a conocer el Guadiana, uno de los nombres recomendados es el de Pepe Alba. Este pescador pacense domina el río como pocos. No en vano, es su hábitat natural los fines de semana. "El problema es que está abandonado. Es difícil ver agentes de Medio Ambiente o del Seprona los sábados o los domingos, que es cuando más gente se acerca el río y cuando más vertidos se producen", explica. Para él, la peor zona de la cuenca se encuentra en la Rivilla y las inmediaciones de la depuradora de Badajoz: "No debe funcionar muy bien, porque el olor es nauseabundo, como el de un cebadero de cerdos, y el agua sale con unos colores extrañísimos".

Las consecuencias, a su juicio, son palpables. No ha descendido la población de peces, pero "los animales tienen más parásitos y hongos, quizá por las sustancias químicas de los regadíos. Los barbos, por ejemplo, están sucios y tienen heridas".