Aún queda mucho trabajo por hacer y de manera muy urgente, «pero es bastante probable que muchas fosas no se vayan a encontrar ya, porque la gente que conocía el paraje donde estaban ha fallecido... Se nos están muriendo las personas mayores, que son los que podían saber, los que conocían los detalles, en algunos casos porque lo vieron con sus propios ojos», expresa Guillermo León, vicepresidente de la Asociación Memorial Campo de Concentración de Castuera (Amecadec).

Lo que describe León es, al fin y al cabo, la realidad a la que han tenido que enfrentarse desde el principio las asociaciones memorialistas que han peleado porque se hiciera justicia: una carrera contra reloj y con falta de recursos. «Esta es una batalla que se debería haber librado durante el periodo de la Transición», subraya.

Él ha vivido varios momentos en que los familiares reciben los restos y les dan una sepultura digna: «Es muy intenso». Después del miedo, el dolor y la impotencia, se llega a algo parecido al sosiego. Asistió, por ejemplo, a la creación del Memorial Democrático a la Víctimas del Franquismo (1936-1945) que existe en el cementerio municipal de Castuera.

Junto con Amecadec, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex) y la Asociación Memorial Cementerio de Cáceres han sido las impulsoras en la región de seguir avanzando e investigando para sacar a la luz todo aquello que se quiso ocultar.