La cabalgata de los Reyes Magos de Plasencia ha sido especial este año. Las novedades introducidas por el ayuntamiento han sorprendido a adultos y niños y han vestido de magia un desfile acompañado por el buen tiempo y las calles abarrotadas.

A las siete de la tarde salía del recinto ferial del Berrocal la comitiva, en esta ocasión con una marcha más lenta que el año pasado, en que llovió y había que apurar para llegar a la plaza Mayor. Las primeras que sorprendían eran unas hadas vestidas enteramente de blanco y subidas en pedestales de 4,5 metros de alto. Junto a ellas, zancudos también vestidos de blanco.

El desfile ha contado con cinco carrozas, la primera con una estrella luminosa y niños con discapacidad ataviados de pajes, porque la de Plasencia es una cabalgata inclusiva. Los tres Reyes Magos iban en carrozas con forma de castillo y grupos scouts, en otra coronada por piruletas gigantes.

Y entre unas y otras, un regimiento de soldaditos de plomo bailando al son de la música y personajes de Aladín. Entre todos lanzaron unos 2.500 kilos de caramelos, los del ayuntamiento blandos este año y otros duros de casas comerciales.

Pasadas las ocho de la tarde llegaba la comitiva a la plaza Mayor, donde había tenido lugar un espectáculo de luces y sonido para amenizar la espera y unos duendes se encargaron de entretener a los pequeños y entregarles certificados de buena conducta.

Tras dar una vuelta alrededor de la plaza Mayor, los Reyes bajaron de sus carrozas y los soldaditos les hicieron un pasillo para que pudieran acceder al balcón del Ayuntamiento de Plasencia. Desde allí, Melchor se dirigió a los niños y padres que abarrotaban la plaza Mayor y, justo a su lado, una intérprete de lenguaje de signos que tradujo todas sus palabras para las personas sordas.

Después de desearles un buen día de Reyes, la sorpresa final, dos cañones que comenzaron a lanzar confeti y nieve para cubrir a todos los presentes. Sin duda, este año los niños se han ido con una sonrisa en la cara a sus casas y la opinión generalizada era que había sido una buena cabalgata, con mucho personal de seguridad y que transcurrió sin incidentes.